De la cresta al abismo

En la montaña rusa por la que se desliza la política nacional al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le toca en estos días estar en la cresta después de haber pasado semanas en la parte baja y a punto de descarrilar. Dos votaciones salvadas con negociaciones de última hora permitieron al Gobierno apuntarse sendas victorias parlamentarias de gran importancia con la ayuda de todos los socios de la investidura, por lo que se volvió a visualizar el muro que los separa de los partidos de la derecha y de la ultraderecha.

Tras amagar con votar en contra, por considerar que el decreto por el que se imponía el embargo de armas a Israel daba manga ancha al Gobierno para saltárselo cuando considere que es necesario para la seguridad nacional, Podemos dio el brazo a torcer no porque se hubiera producido una negociación con el Gobierno, que también, sino que las presiones que había recibido de las organizaciones propalestinas le hicieron variar el rumbo. La excusa de la líder del partido morado, Ione Belarra, que, de todas formas, así se demostraba que el Gobierno seguía teniendo tics militaristas se la podía haber ahorrado para no causar sonrojo. La cabeza se impuso a la pureza, como pidió en su día Gabriel Rufián, quién además les dio una lección de pragmatismo y les mostró el camino al señalar que, con que no se vendiera una sola arma con la que se pudiera matar a un niño palestino, era suficiente para aprobar el decreto. Por supuesto el Gobierno podrá acudir a la cláusula de excepción cuando lo estime oportuno y no serán pocas las ocasiones en las que lo haga dada la dependencia de la tecnología militar israelí. Y más sí se consolida el plan de paz anunciado por Donald Trump en la guerra de Gaza.

El Gobierno ha demostrado capacidad para compaginar los distintos intereses de sus socios, pero no hay esperanza de que Podemos deje de usar el enfrentamiento como eje de su estrategia ni de que la izquierda vuelva a comparecer unida a las urnas

Puede afirmarse que también fue una negociación “fake”, utilizando el lenguaje de la líder de Podemos, la que llevó al acuerdo para que votaran a favor de la Ley de Movilidad Sostenible, tras alcanzar un acuerdo con el ministro del ramo, Óscar Puente, sobre el aumento del control medioambiental de la ampliación del aeropuerto de El Prat, que ni dilatará el comienzo de las obras ni supondrá una alteración del proyecto. Tampoco habría sido entendible que dejaran caer la oportunidad de recibir diez mil millones de euros europeos, como estaba dispuesto a hacer el PP para no reconocer los efectos del cambio climático y la necesidad de la descarbonización.

El Gobierno ha demostrado capacidad para compaginar los distintos intereses de sus socios en esta ocasión, lo que no quiere decir que exista una mínima esperanza ni para que vea aprobados los Presupuestos Generales del Estado, porque Podemos hace del enfrentamiento con el Gobierno el eje de su estrategia presente y futura, ni para que se atisbe una mínima posibilidad de que la izquierda vuelva a comparecer unida a las urnas, a pesar de que no hacerlo volverá imposible la repetición de otro gobierno de coalición.

La llamada de Pedro Sánchez a la comisión de investigación del “caso Koldo” del Senado está prevista para que el jefe del Ejecutivo vuelva a deslizarse carriles abajo y que se estrelle ante un juzgado si el PP considera -que será lo más probable- que no ha dicho la verdad. Ahora bien, los portavoces populares ya pueden preparar bien su intervención, porque hasta ahora la comisión ha sido decepcionante, no se ha sacado nada en limpio y muchos de los comparecientes “se han marchado vivos”.