Sonia Torre
UN CAFÉ SOLO
Las nostalgias
En un país como Estados Unidos en el que no hay forma de controlar la venta de armas, protegida por su constitución y con su lobby recalcitrante, y en el que hay tanto sagaz para los negocios, parece mentira que no haya una multinacional que comercialice el "detente bala" bien en forma de escapulario, bien como un trozo de chapa que proteja el corazón.
Máxime cuando ha sido un recurso común en las películas del oeste que el sheriff salve la vida porque la bala del forajido ha impactado en la estrella de seis puntas, librándole de la muerte. Un joven americano acaba de salvar la vida porque la bala disparada de forma fortuita por un vecino no atravesó un libro de videojuegos que era un tocho. Aquí el detente bala era cosa de guerra civiles, por fortuna olvidadas, pero en los USA cada niño tendría que venir con uno de serie.
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