Editorial | Nuevo regalo para Cataluña, nuevo pufo para Galicia

Publicado: 02 mar 2025 - 06:30

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Editorial | La Región

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, llevó el pasado miércoles a la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera un tentador regalo a los consejeros de las comunidades autónomas: la condonación de 83.252 millones de euros de deudas autonómicas, contraídos por las comunidades con el Estado, en parte por los préstamos obtenidos del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) durante la larga crisis financiera de 2008 y en parte por otros conceptos. Tentador sí, pero de regalo nada. Tras el vistoso envoltorio con expresiones como condonación, quita de la deuda, medida histórica aprobada por la mayoría del Consejo, se esconde una caja con algún que otro sabroso bombón, pero la mayoría de ellos envenenados.

¿Tendrá que ver con que fueron los independentistas de Esquerra Republicana los que exigieron a Sánchez la quita de parte de la deuda catalana para asegurarle su voto?

Todo un paquete de engaños para poder esconder lo que realmente subyace tras ese acuerdo que fue de mayoría porque el propio gobierno central cuenta con la mitad de los votos y solo necesitaba el apoyo de una comunidad para sacarlo adelante. Casualmente, Cataluña. ¿Tendrá que ver con que fueron los independentistas de Esquerra Republicana los que exigieron a Sánchez la quita de parte de la deuda catalana para asegurarle su voto? Así pues, lo de la mayoría es un engaño. La mayoría de las comunidades, que por cierto no están controladas por el PP, se levantaron de la reunión y no votaron. Y no es la única mentira. Tampoco es cierto que se trate de una quita o de una condonación porque la deuda no desaparece de los libros de las cuentas públicas. Al contrario, sigue ahí. Solo que cambia de lugar, ahora se trata de una deuda del Estado.

Hay quienes han calificado de falta de educación la de los consejeros de las comunidades gobernadas por el Partido Popular, al levantarse de la reunión y hacerle un desplante a la ministra Montero. Pero, ¿qué ganaba, por ejemplo, el conselleiro gallego quedándose? Para él, para nosotros, iba uno de los bombones más envenenados de la caja. Porque, por más que traten de maquillar el acuerdo, lo que se negociaba era en realidad un traje a la medida para Cataluña, impecablemente cortado por los sastres de Pedro Sánchez, pero un pufo para los gallegos. Porque, la verdad, por más que se le dé vueltas a las cuentas que presentó la ministra Montero, es que hay comunidades para las que es un regalo pero para otras, entre ellas Galicia, es un auténtico atraco.

La quita sería real, si al aprobarse este acuerdo todos saliésemos ganando. Pero no. La diferencia es que mientras para Cataluña supone una condonación por habitante de 2.284 euros, para los gallegos representaría tan solo 1.369 euros. Y eso no es todo. Como la deuda no desaparece, como decíamos, sino que pasa a ser del Estado, los 83.252 millones de euros, repartidos entre todos los españoles hacen que cada uno de nosotros quede a deber 1.699 euros. Así que la operación supone un ahorro de 585 euros para cada catalán, pero una pérdida de 330 euros para cada gallego. Nos apretamos (más bien nos apretaron) el cinturón para poder salir de la crisis y el premio es tener que pagar los gastos superfluos de otros, como las embajadas de Cataluña en el exterior y quién sabe si hasta el alquiler de la casa de Puigdemont en Waterloo.

Nunca tendremos las mismas inversiones de las que goza Cataluña, a pesar de sus permanentes quejas. Pero gracias a Sánchez tendremos que pagar sus deudas.

Y eso no es todo. Con más deuda, el Estado tendrá menos recursos para invertir y ya sabemos que a la hora de recortar, siempre se mira a provincias como la de Ourense, donde arrastramos eternas esperas por inversiones que no llegan como la A76 o lo que falta de la Variante Exterior, por citar tan solo dos ejemplos de una larga lista. También dispondrá de menos liquidez para resolver el verdadero problema que subyace y que el conselleiro como el presidente de la Xunta llevan años reclamando, al igual que la mayoría de los presidentes autonómicos, que es el de la financiación autonómica con el que atender el día a día de los servicios esenciales como la educación, la sanidad o los asuntos sociales. Nada de eso se ha resuelto hasta ahora. ¿Por qué? Porque no está ni en la agenda de Sánchez ni en la de los independentistas catalanes que son quienes marcan la política económica de España, aunque luego sea la ministra Montero la que presida el consejo de Política Fiscal y Financiera.

Nunca tendremos las mismas inversiones de las que goza Cataluña, a pesar de sus permanentes quejas. Pero gracias a Sánchez tendremos que pagar sus deudas. La renta per cápita de Cataluña es 2.500 euros anuales más alta que la de Ourense. Pero la factura que le pasa ERC al PSOE por hacer a Sánchez presidente, la vamos a pagar todos a escote. ¿Es así como se redistribuye la riqueza? ¿Es así como pagan más los que más tienen?

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