Opinión

Reflexione usted primero, ministro

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, acaba de sentenciar en una tertulia de desayuno las aspiraciones largamente anheladas de los ourensanos y, por extensión, de los gallegos, al insinuar su propósito de ponerle el punto final al trazado de alta velocidad en Taboadela. En sus declaraciones, formuladas en el programa “Los desayunos de TVE”, el titular de Fomento expresó su intención de darle la máxima prioridad a las obras que se encuentran en marcha en el trazado gallego de alta velocidad. Pero también dejó entrever la intención de conducir la llegada del AVE a Ourense por la vía convencional desde Taboadela, finiquitando así el proyecto de la variante exterior, de algo menos de 17 kilómetros, concebida para acabar con la fractura urbanística existente en Ourense por el trazado ferroviario, desde Seixalbo hasta San Francisco. Argumentó que "hay que reflexionar" sobre si por cuatro minutos de tiempo merece la pena gastar seiscientos millones de euros, en un momento de ajuste del déficit público y de austeridad presupuestaria.


Íñigo de la Serna adelanta una verdad: que la variante exterior de Ourense está en peligro. Pero la fundamenta sobre argumentos totalmente falsos. El primero de ellos se refiere a los datos que maneja: en el hipotético caso de que la inversión llegase a la cifra de 600 millones de euros, a dicha cuantía habría que descontarle el importe de las obras que resultarían necesarias en el caso de habilitar el trazado de 15 kilómetros entre Taboadela y Ourense para que pudiese circular un tren de alta velocidad, aunque fuese por una vía de ancho ibérico, como la que hay ahora: trazar doble vía, llevar la electrificación desde Ourense a Taboadela, instalar los sistemas de seguridad apropiados para evitar que esos 15 kilómetros se convirtiesen en un segundo Angrois, etcétera. Así pues, el ahorro ya sería menor que el que anunció el ministro.


El segundo falso argumento es la justificación de esa inversión únicamente en los cuatro minutos de ventaja que obtendría el AVE. Probablemente dijo ese número por impactar a la audiencia del programa, con una cifra redonda: cada minuto de ahorro cuesta ciento cincuenta millones de euros. El ministro omitió, ya sea por desconocimiento o de manera deliberada el verdadero motivo que fundamenta esa variante exterior: liberar a la ciudad de Ourense de un muro que la secciona de nordeste a suroeste impidiendo un desarrollo urbanístico ordenado y sostenido. Las vías del tren llevan décadas fracturando Ourense y esta obra era la oportunidad que todas las fuerzas vivas y partidos políticos apoyaron de forma unánime, incluyendo el Partido Popular, para salvar ese escollo.


Está claro que el señor De la Serna acudió apresuradamente a alguna oficina del Adif para encontrar argumentos con los que hacer esas declaraciones públicas y le propusieron que se excusara en el año de la interinidad que vivió España con un gobierno en funciones, y en la necesidad de ajustes para cumplir con los objetivos de déficit. Se olvida el actual ministro de Fomento que muchos de los problemas que han provocado los retrasos en las obras del AVE gallego surgieron mucho antes de que el gobierno entrase en funciones, al descubrirse durante la excavación de túneles o en la preparación del terreno para levantar viaductos, que el subsuelo respondía de forma muy diferente a como se esperaba a tenor de la información que aportaban los proyectos. Tampoco se trata de austeridad y de ajuste del déficit, casualmente cuando le llega el turno a las obras en Ourense. Éste no es un proyecto de ayer, ni tan siquiera del último lustro. La variante exterior fue fruto del consenso social y político de hace una década, argumentado además en que, puesto que el AVE iba a llegar a Ourense con tanto retraso, debería servir también promover un nuevo urbanismo en la ciudad.


Extraña forma de afrontar el compromiso con el AVE gallego la del nuevo ministro de Fomento. Mientras daba la callada por respuesta a tantas y tantas preguntas sobre cómo y cuándo se concluiría el AVE a Galicia, a si la fecha de 2018 seguía en vigor como parecía hasta hace pocas semanas, finalmente utilizó una intervención en la televisión que controla el propio Gobierno para confirmar lo que como un murmullo ya se estaba escuchando en los círculos ferroviarios. Con un par de frases convirtió en mentiras todas las declaraciones de Ana Pastor a lo largo de 2015 y 2016, referidas a la licitación y al comienzo de las obras en la variante exterior de Ourense, cuyas obras iban a comenzar en 2017, y a los mismos trámites relativos a la variante de Cerdedo entre Ourense y Vigo. Las mismas con las que ha dejado en entredicho a Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno que hace unos meses reiteró en Ourense que el AVE llegaría a la estación de Empalme, como muy tarde, a finales de 2018 y que había recibido un respaldo mayoritario de los electores de esta provincia que seguramente confiaron en su palabra. Una palabra que, si el ministro de Fomento persiste en sus argumentos, ya no valdrá nada.


Primero llegaron las rebajas a la estación original de Foster, a ojos de este Gobierno demasiado cara para una ciudad como Ourense; ahora ocurre lo mismo con la variante exterior, un exceso inversor, según el ministro de Fomento. La historia se repite. Y no, no hablamos de cuatro minutos sino de más de cuatro décadas de maltrato a una provincia que, AVE aparte, soporta una discriminación histórica en el reparto de inversiones y una dilación reiterada en sus respectivas ejecuciones. 


La buena noticia es que esta vez Ourense ha reaccionado inmediatamente con unánime y contundente desaprobación a las manifestaciones del ministro. Ha alzado la voz para exigir al Gobierno de Rajoy que atienda su compromiso. Solo queda exigir que el ministro De la Serna haga una reflexión y el presidente Rajoy haga que se cumpla la palabra dada tantas veces.

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