Emilia Pardo Bazán y el trabajo de las mujeres

A mesa y manteles

Publicado: 13 jul 2025 - 05:55

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Hasta hace pocos años, las labradoras, como las obreras, trabajaban muchísimo, de manera incesante, prácticamente sin reposo. Podemos documentar las diversas obligaciones de las campesinas. Lisardo R. Barreiro detallaba en el poema “A muller gallega”, datado en 1923, el inventario de las múltiples tareas que realizaba una mujer gallega, a la que califica como “mártir del campo”. Veamos si está justificada esta etiqueta que el escritor le adjudica. Este era el vértigo laboral de esta trabajadora que dio hijos para la guerra, dominaba el arte de la calceta y cocía en el horno: “Facendo xustillos / era unha mestra; / polo Sanmartiño / vendía na feira, / coidaba do gando, / collía as dentellas; / debullaba no millo / que ha de ir na moega, / e do branco lenzo / enrilaba as teas; // Lavaba no río, / iba ás espadelas, / regaba na gándara / fendía na leña, / muxía no leite, / cocía manteiga, / fiou mazarocas, / tangueu na pandeira; (…) // E aínda tiña tempo, amabén se tércea, / de pacer na braña / a vaca marela”. Como podemos apreciar, entre tantos desvelos y afanes, las féminas aún encontraban algunos momentos para la alegría; para juntarse con otros espíritus alegres y tocar la “pandeira”, un instrumento musical algo más pequeño que el pandeiro.

Rosa Millán señala que ellas se ocupaban del cuidado de los animales. Un trabajo menudo, disperso, complementario, en parte intersticial pero que no permitía descansar un momento

Pardo Bazán describe en prosa -de elevada calidad- el mosaico de pluriactividades realizadas antaño por las mujeres: ellas cargaban con el saco de centeno o maíz hasta el molino, luego traían la harina y la amasaban en la artesa. Además: “Hoy, como entonces, ellas cavan, ellas siembran, riegan y deshojan; batean el lino, lo tuercen, lo hilan y lo tejen en el gimiente telar: (...) Ellas, antes de que la pubertad desarrolle y ensanche su cuerpo, llevan en brazos al hermano recién nacido, que grita que se las pela; ellas, rústicas zagalas, lindan el buey; y comprimen las gruesas ubres de la vaca para ordeñarla; y cuando ven colmado un tanque de leche cándida y espumosa, en vez de beberla, con sobriedad ejemplar y religioso cuidado, colocan el tanque en una cesta de mimbres que acaban de llenar con un par de pollos atados por las patas cosa de dos docenas de huevos, un rimero de hojas de berza y tres o cuatro quesos de tetilla, y sentando en la cabeza la cesta, dirígense al mercado de la ciudad más próxima, donde venden sus artículos regateando hasta el último miserable ochavo”.

Rosa Millán señala que ellas se ocupaban del cuidado de los animales. Un trabajo menudo, disperso, complementario, en parte intersticial pero que no permitía descansar un momento. Picadillo señala con algún pormenor este tipo de labores, precisando que la labradora es la que: “cuida al marrano en el zaguán, la que echa el maíz á la gallina ponedora, la que acapara los huevos del poleiro, la que desmigaja el pan á los polluelos recién salidos de la cáscara, la que regala con verduras el paladar del conejo de la oreja enhiesta”. Además, se ocupaba de sacudir de vez en cuando con el zueco al gato adormitado al lado del lar para que espabilara y persiguiera a los ratones. La vigilancia de perros y gatos era necesaria para evitar hurtos y también el menoscabo de los frutos del campo y de los alimentos guardados en la casa y en sus dependencias.

Esta misión de control y supervisión de los gatos era importante, ya que en las aldeas solían tenerlos escasamente alimentados para que persiguieran con afán a los ratones, por lo que era algo habitual la estampa del gato escapando como un rayo llevando en la boca el pescado o alimento que quedara descuidado. En estas peripecias se arriesgaban a llevar un escobazo o a quedar en situación peligrosa, como la de un gato que quedó incrustado en la lechera de la que no habría podido salir de no auxiliarlo su dueña. Los rapapolvos y amenazas que les caían encima no hacían bueno de ellos y rara vez escarmentaban.

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