Luis Sotelo
O AFIADOR
Garantistas de sí mismos
PERDÓN POR LA MOLESTIA
Estanislao Figueras y Moragas fue presidente de la Primera República en 1873. El navajeo político que le rodeó minó su paciencia y, muy poco antes de exiliarse a Francia, ilustró su hartazgo ante su Consejo de Ministros con una gráfica sentencia: “Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros”. Hay quien cuestiona la autoría de la expresión, pero nos vale para el caso.
La semana arrancó en Ourense con un nuevo pleno en el Concello, con la habitual profundidad del debate de terraplanistas y antivacunas. Los de Jácome pidieron a los grupos de la oposición su voto para pagar pufos por valor de 24 millones de euros. Las cuentas ahí son las de El Gran Capitán: “En picos y azadones, cien mil doblones”.Socialistas y populares se hicieron los escandalizados, tildando de “incapaz” al alcalde, pero con su abstención se emplazaron a escandalizarse otro poquito con los próximos pufos. Los del BNG abandonaron el salón de plenos, como reivindicando una dignidad que pocos tienen en la corporación. Es muy tarde para todo, para exigir respeto y para respetarse. Una mayoría en la oposición que no sabe darse a valer está a merced de los escobazos del tren de la bruja de Jácome. Y les da, vaya si les da. Las sesiones y su significado están a medio camino entre El triunfo de Baco de Velázquez o el Duelo a garrotazos de Goya. Lo que ya no da es para pensar que alguien sostenga el timón que va a todo trapo hacia los acantilados. Ni se protegen contra el canto de sirenas de aquel Ulises, ni siquiera están “hasta los cojones de todos nosotros”, como el bueno de don Estanislao Figueras. Ni se exilian.
Durante la época de Franco “se construyeron tantísimas casas que realmente la gente tenía posibilidad de tener una”. En un debate la exalcaldesa de Madrid por la formación izquierdista Ahora Madrid, Manuela Carmona, reflexionó sobre la situación de la vivienda sin que esa afirmación le supusiese duelo alguno. Tiene, efectivamente, muchos pliegues el derecho básico a la morada digna, no todo es blanco o negro. Ourense es la ciudad gallega donde se ha construido menos vivienda pública y la Xunta ha ido a por el botiquín para los primeros auxilios, anunciando alguna que otra edificación. La urbe pasa a liderar un plan para convertir bajos comerciales en viviendas. A ver qué sale de ahí. Los comerciantes liquidan porque su actividad no es rentable o no hay relevo y el Gobierno gallego apuesta porque los futuros inquilinos cuelguen la colada donde antes estaba el mostrador. El Instituto Nacional de Estadística (INE) dice que en la provincia hay más de 120.000 viviendas vacías, lo que lleva a la Xunta y a la Diputación a incentivar la recuperación y posterior uso de las dotaciones que se eternizan en barbecho. Parecen muchas casas sin moradores en una provincia que, de ser cierto ese dato, está más desertizada de lo que parece. A ver si va a haber gente que crea que esto con Franco no pasaba.
“Un manso río, una vereda estrecha / un campo solitario y un pinar / y el viejo puente rústico y sencillo / completando tan grata soledad”. En Rosalía de Castro brotan en cualquier poema retazos de un campo no siempre fácil, pero siempre evocador. El rural es también un recurso inagotable en el declamar de los políticos. Es la Ítaca a la que regresamos para dar rienda suelta a nuestros anhelos, no siempre a nuestras realidades. Ourense es una de las provincias donde más y mejor se teoriza, también sobre el rural. Jornadas, congresos, encuentros e infinidad de formatos ahondan en el de dónde venimos, qué somos y adónde vamos. No hay semana sin su punto de encuentro de voces autorizadas y consultores dicharacheros, custodios del grial del progreso. Esta semana también el campo ha dado algo más que setas. Esta tierra lleva años hablando de aprovechar el tren de alta velocidad y para eso se han reunido decenas de expertos de todo signo y condición estos años. Para cuando Ourense encuentre la estrategia del AVE, las personas ya serán capaces de bilocarse, es decir, estar en dos lugares a la vez, haciendo inútil el tren. Nadie estudia tanto qué hacer con el termalismo sin que esos conocimientos reviertan luego en realidades tangibles. Lo nuestro es pura poesía, que permite licencias y evadirse de la realidad.
José María Gutiérrez, conocido como Guti, fue un jugador del Real Madrid que se ganó el apodo de eterna promesa. Su calidad y talento fueron administrados a dosis suficientes, pero trascendieron también algunas controversias dentro y fuera del campo. Ourense es como Guti, la eterna promesa por las razones expuestas antes y por otras muchas. La eterna promesa porque tiene capacidades instaladas y no las hace suyas por carecer de arrojo. Porque se empeña en descubrir lo ya inventado. Aún vive diseñando una estrategia que ya se incubó en decenas de documentos en los últimos 50 años y que muere de vieja sin nacer. Aquellas recetas permanecen en las páginas del Vademécum de las pócimas olvidadas. Allí duermen, al lado de los cromos de Guti, la eterna promesa.
Mira tú como Ourense tampoco es ajena al movimiento okupa, como se pudo demostrar en algunos inmuebles de casco histórico, hasta en la antigua máquina del tren en A Ponte y ahora en A Rabaza, en un lugar previsto para nuevas edificaciones. Mira tú como su afán reivindicativo se hace notar con una especie de lona negra, color que presagia su futuro ahí. Mira tú como en el totum revolutum que comporta el caso y el movimiento okupa en general se mezcla el "dereito a teito" con perpetuarse en propiedades ajenas mediante entradas a la brava. Mira tú como están encontrando muy poco apoyo en el vecindario por lo que parece. Mira tú como el grupo que reside ahí quiere mostrar su gallardía como si defendiesen el Fuerte El Álamo en la Revolución de Texas del siglo XIX. Mira tú el desengaño que se avecina si creen que se movilizarán a su favor los ourensanos, desmovilizados genéticamente para todo, para cuanto más esto. Mira tú.
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