Los grillos no se comen

Publicado: 20 jun 2024 - 09:29

Hay días que me levanto de derechas, tan, tan, tan de derechas, que soy capaz de comerme una hamburguesa XXL de carne de vaca, de vaca de verdad, de la que hace mu, da leche, y contamina muchísimo. La izquierda se ha empeñado en que nos convirtamos en canarios, y comamos alpiste y cosas así. Sospecho que el plan termina metiéndonos en una jaula. La izquierda cambia sus obsesiones y locuras cada veinte años, pero la conclusión es siempre la misma: nos quieren entre rejas y cantando.

Ahora que los progresistas creen que debemos dejar de matar vacas, me gustaría preguntarles por la cuestión de las semillas de chía, que ahora comen todas las influencers para sustituir proteínas, como si fueran cabras, o sobre las proteínas de los guisantes con las que se elaboran hamburguesas veganas. ¿Acaso los guisantes no tienen derechos? ¿Acaso su cultivo no consume agua?¿Acaso las semillas de chía no tienen su corazoncito?

Cuando era bebé, mis padres se esforzaban por quitarme piedras, flores y hormigas de las manos al grito de “¡Eso no se come!”. En fin, en eso consistía la educación básica de un niño. Ahora podrían encarcelarte si dices algo así a un pequeño. Además de la carne sintética de Bill Gates, que funciona tan bien como la estabilidad de su sistema operativo, la izquierda está apostando fuerte porque comamos insectos para salvar el planeta. A modo de declaración de principios, he escrito este año un libro en Estados Unidos sobre eso, “I Will Not Eat Crickets” (no comeré grillos).

Hasta hace pocos años, siempre que aparecía la palabra “insectos” o “gusanos” en una noticia sobre el comedor de un colegio era porque, tras la aparición de algunos de ellos en la comida, los padres o las autoridades pedían la clausura del servicio de comida de esa escuela. Ahora cada vez que aparecen insectos o gusanos en la comida del colegio, en vez de clausurarlo, los gobiernos progresistas los condecoran, por su esfuerzo en acostumbrar a las nuevas generaciones a alimentarse de forma sostenible.

No es broma, varios países europeos acogen planes de formación teórica y práctica en las escuelas, en las que informan a los niños sobre los beneficios del grillo o los gusanos de la harina. La parte teórica es que te lo cuentan y te mueres de asco. La parte práctica es que un activista te obliga a comerte un maldito grillo. Prometo que, si en mis tiempos llega a pasar algo así, los chicos de mi clase no solo no nos habríamos comido el grillo, sino que nos habríamos comido al activista.

En definitiva, si la supervivencia del planeta depende de que deje de comer carne y me ponga a mordisquear gusanos disecados y cucarachas, puedes tener la absoluta seguridad de que La Tierra se irá al infierno.

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