Vinicius y Lamborghini

Publicado: 10 sep 2024 - 21:52

Se cuentan con los dedos de pocas manos los Lamborghini que se venden en España, aunque Sánchez se refería, según parece, al Maserati del novio de Ayuso cuando dijo aquello de “más transporte público y menos Lamborghinis”. Tal y como está el mercado automovilístico, sale más caro un coche eléctrico que uno de marca de lujo, de modo que en el garaje de Pedro Sánchez es fácil encontrar el rugir del motor de la demagogia con la que arengar al pueblo crédulo con un falso discurso progre que dice hacer políticas para pobres y necesitados cuando gobierna para la acomodada y clasista casta independentista. Lo mismo sucede con los impuestos para ricos, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría se pagan en Madrid, porque al final la fiscalidad impositiva de la izquierda con la que pagar el cuponazo catalán sale del bolsillo de las clases medias.

En materia de inmigración sucede otro tanto de lo mismo: populismo de trola, y gorda. Sánchez es un profeta de cortinas de humo y del eslogan engañoso. Y hay quien, en medio de tanta confusión, aquejado por la riqueza, la fama y la falta de luces se entrega a la empanada mental en materia de racismo. Es el caso de Vinicuis, que como jugador de fútbol es un crack que merece el balón de oro, pero como pensador y sociólogo de España es un galáctico fallido. Todos respaldamos al jugador del Real Madrid cuando sufre ataques xenófobos, y de hecho nuestra democracia tiene resortes suficientes para condenar judicialmente dichos comportamientos tanto dentro como fuera del campo de juego. Pero resulta intolerable, desagradecido y hasta pintoresco que el pobre Vinicius vincule el mundial de España de 2030 a que desaparezcan las actitudes racistas minoritarias de un país que acoge a inmigrantes ilegales de patera y a inmigrantes legales privilegiados como él. Con sus desafortunadas declaraciones a la CNN, Vinicius ha manchado la imagen del país que le acoge y del equipo cuyo campo albergará la final del mundial de 2030. El problema de Vinicius es que se exalta con demasiada facilidad, suele comportarse con poco equilibrio y templanza y convierte todas sus frustraciones deportivas en una protesta provocativa contra árbitros, afición y ahora España. Se equivoca el brasileño con esta cruzada antirracista porque no es un problema español, sino un problema global del fútbol pues en todos los países hay brotes de xenofobia y violencia ultra.

Sean tifosi, hooligans o ultrasur, lo cierto es que estamos ante un problema internacional porque España no es un país racista, aunque tenga episodios puntuales xenófobos. Si lo que pretenden Vinicius y sus asesores es convertirse en un estandarte contra el racismo, deben empezar por no provocar y preguntarse por qué Yamal, Bellingham, Mbappé o Nico Williams no llegan a este grado de indigencia intelectual al convertir su tema personal que todos condenamos en un sumarísimo sobre la España que le ha dado todo lo que es. Lo suyo no son los discursos y haría bien en dedicarse a jugar al fútbol, porque como siga así terminará siendo el pasajero útil y tonto del Lamborghini del sanchismo.

Contenido patrocinado

stats