Opinión

Con la mano en la bragueta

En este país las razones para que dimita un ministro tienen que ser de órdago; el último que dimitió fue precisamente uno de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, en 2009, por participar en una cacería en la que también estaba Garzón. Ayer le tocó a Alberto Ruiz Gallardón, por su polémica Ley de Reforma del Aborto. Fue lo más parecido a un accidente de caza, en una singular cacería de la que participaron todos los integrantes de este Gobierno. La despedida fue fina, y hasta ejemplarizante haciendo gala de una elegancia verbal a prueba de trileros; lo más sorprendente, por inesperado, el abandono de cargos y el acta de parlamentario.

Eran evidentes las discrepancias entre las filas populares, pero aún así, si algo no se le puede reprochar al ministro es coraje para seguir erre que erre con un anteproyecto de ley que nadie le había pedido, bueno, sí, los miles de personas que durante el tránsito del PP por la oposición se echaban a las calles semana sí y otra también en defensa de la familia y de una Ley, en vigor desde el 2010, que supuestamente atentaba contra esos preceptos sagrados.

Gallardón entró en un gobierno de derechas como un ministro progresista y se va herido de bala tras empecinarse en los extremos de una balanza donde se ha quedado más solo que la una, y no sólo, como muchos han dicho, porque se aproximan convocatorias electorales, sino porque no es bueno empecinarse en tratar de sacar adelante propuestas que no representan más que a una ínfima parte de los sectores en esta sociedad por mucho que sean influyentes o se empecinen en hacer ruido.

Era cierto que a Gallardón le aplaudían en público integrantes de su partido, muchas de ellas mujeres, tal vez, por decoro, a sabiendas que lo que promovía no estaba con los tiempos. No es de recibo que un país que aspire a ejemplarizante y moderno promueva leyes con preceptos superados hace mil años con el ánimo de agradar a algunos sectores. A la familia se la defiende de muchas maneras, empezando por las defensas de las políticas en favor de sus ciudadanos, trabajo, educación, sanidad, y no hurgando las braguetas de nadie.

Te puede interesar