Opinión

La sonrisa de Forbes

Buscando un tema frívolo para apuntalar la trastienda de la tarde, el de la lista Forbes resulta que ni pintado. Forbes -la revista- publica cada año un listado, no de los hombres más honestos, ni sinceros, ni mejores personas, no quiere decir que quienes figuran no lo sean; muchos, además de grandes empleadores, por convicción, imagen, o beneficios vía impuestos, mantienen fundaciones con una amplia tradición filantrópica, entre ellos Bill Gates que encabeza el ranking donde ya ha figurado muchas otras veces. Son hombres de negocios que, merced a su esfuerzo, equipos y al éxito de los proyectos empresariales puestos en marcha, se ven recompensados también con un listado, en el que no todos quisieran figurar.
Nada que reprochar a quienes ven recompensado así su esfuerzo, fruto del riesgo asumido, de las ideas y proyectos puestos en práctica; innegable es la envidia que me persigue, igual que a todos los que la recorren con el índice de su mano, no buscándose, eso sólo es privilegio de unos pocos, sino destripando las filas hasta dar con protagonistas patrios o de personas reconocidas, ese es el fundamento de toda lista, mirar y mirarse.


Es innegable que la crisis vivida ha dado quiebros, demasiadas realidades llevadas al infierno, en muchos casos fruto de una larga intemperie vivida. En el listado Forbes -para entrar en el club hay que tener un mínimo de 1.000 millones de dólares en activos empresariales- en estos años no ha habido grandes movimientos; el ladrillo y las inmobiliarias son ecos del pasado y entre las novedades figuran algunos exitosos proyectos tecnológicos, no es extraño que USA incorpore 536 miembros al listado. Sí que hemos visto cómo muchas de las grandes fortunas no sólo se han mantenido, sino que han incrementado sus imperios. Como la tarde no da para más, recojo una última impresión recreando la mirada sobre sus rostros, todos sonrientes, muy sonrientes. Parecen felices.

Te puede interesar