Opinión

La televisión es nutritiva

Por supuesto que los políticos de casta -y otros aspirantes a ello- tienen razones para estar preocupados ante el terremoto producido por la irrupción de Podemos y su ilustre cabeza de lista Pablo Iglesias.

No se equivocan cuando como perros rabiosos tratan de hincar el diente a la credibilidad del contrincante victorioso acusándolo de demagogo -que lo es y de que manera-, igual que ellos, porque la política tiene mucho de demagogia. Se equivocan al calificarlo de ultraizquierda tratando de mortificarlo, a sabiendas que las ideologías se perdieron por el camino y si es que queda algo, son colores de marca, y eso, a estas alturas, vale poco o nada, más si es que la peña se decanta por un aspirante como Pablo Iglesias, que además de incorrecto se siente orgulloso de serlo, y de su ideología, tiempo habrá de esconderla. De poco sirve ya criticar la procedencia del dinero de la campaña cuando pocas cosas hay más feas en política española, desde la Transición, que la financiación de los partidos.

Nadie a estas alturas puede pensar que el electorado de este país se ha vuelto loco, que de repente todas las huestes filocomunistas del PCE desde tiempos de la Transición -Carrillo, Gerardo Iglesias, Anguita- se han despertado ahora en la voz de millones de jóvenes -ahí sí que duele- para votar a un politólogo de ultraizquierda que ha tenido -al calor del 15-M- la habilidad y los conocimientos para montar una candidatura y desequilibrar a todos los contrarios juntos, a izquierda y derecha, con un corrimiento del electorado como no se recuerda. Tradicionalmente las Europeas han sido elecciones para el rasgado de costuras, uno recuerda en 1987 los 360.952 votos de HB, previos al atentado de Hipercor en Barcelona, 39.692 en Cataluña, o la elección de Ruiz Mateos, en tiempos de fugitivo de la justicia. Es cierto, que la tele hace estragos, uno que por higiene mental no la ve, se ha perdido parte del espectáculo, pero reconoce méritos y habilidades. En nada, municipales y autonómicas. Y esta bola, por mucho que apunte Arriola, no se para, lo más importante está hecho. Si alguien a estas alturas no ha pillado el mensaje es que no sabe nada.

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