Opinión

PARA CHULOS, NOSOTROS

El exentrenador del Real Madrid, José Mourinho, pasó tres años en España y produjo tal impacto informativo que cambió las leyes del periodismo: gracias a él aquí ya no se hacen noticias sobre fútbol, sino que se disparan opiniones fanatizadas.


Los medios españoles, y especialmente de Madrid, lo sacaron de los espacios deportivos para ponerlo en portadas de información general, dándole tanta importancia como a los atentados, accidentes, la tasa de riesgo o el paro. Nadie ha podido librarse del diluvio de papel y gritos sobre este entrenador que ahora, con 50 años, se va a Londres sin entender por qué en España, prensa, radio y televisión fueron a cazarlo como a los tigres come hombres bengalíes. Fue una obsesión mayoritaria con este personaje de formas chulescas, pero no más que las de otros personajes famosos a los que se defiende, sean toreros, actores o cantantes.


El cronista cree que los periodistas capitalinos, que en realidad llegan de toda España, decidieron enfrentarse al menosprecio de un portugués que no les concedía entrevistas ni obedecía sus consejos, que eran órdenes. Si Mourinho hubiera sido de una nación más rica que España, habrían soportado todo, pero que los desdeñara alguien de un país que creen inferior, no podían tolerarlo. Recuérdese el insulto tan español: ¡Ese portugués, HP es! Un tipo, además, que habla distintos idiomas, cualidad insufrible para tantos periodistas que lo hacen mal hasta en español.


'Para chulos, nosotros', se dijeron imitando la chulería madrileña, característica que se adquiere fácilmente en la ciudad. Fueron a por Mourinho, contagiaron a muchos españoles sus complejos de inferioridad disfrazados de superioridad, e hicieron su causa de interés nacional.


Vencieron echándolo, porque, 'Para chulos, nosotros'.

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