Pilar Cernuda
LAS CLAVES
Sánchez, cuestionado por los suyos pero inamovible
Según el secretario de estado de Mr. Trump, Marco Rubio, notable adulador, rastrero y servil lameculos del presidente americano, tras la reunión entre su jefe y Putin en Alaska de hace unos días ha dicho lo siguiente: “No se puede llegar a un acuerdo entre dos partes en guerra a menos que una parte ceda algo y la otra parte obtenga algo.”
No sé si captan ustedes como yo que cuando Marco Rubio dice una parte se refiere a Ucrania, y cuando dice la otra parte se refiere a Rusia.
Por supuesto Marquitos Rubio, la voz de su amo (es como un can bien entrenado que se mueve según las chuches que le da su dueño), evita hacer ninguna alusión al hecho de que la primera parte ha invadido por las bravas a la segunda parte, la ha ocupado y sigue haciéndolo por la fuerza.
Todo esto de la primera parte y la segunda parte o de la parte contratante de la primera parte parece un chiste de Groucho Marx, pero no es un chiste aunque cada día que pasa la retórica política de esos tipos se acerca mucho a la imaginación irónica de aquel gran cómico americano: ¡Y dos huevos duros!
Marquitos Rubio, el chicano, es católico, y yo creo que tuvo una revelación con Trump como la de San Pablo cuando se cayó del caballo camino de Damasco
Marquitos Rubio es un personaje que a mí me resulta especialmente fascinante. Sé que está ahí únicamente porque es un perfecto adulador, y el día que patine y meta la pata (según el presidente) en alguna rueda de prensa el gran jefe lo mandará a su casa o a una cárcel de el Salvador de inmediato. Para eso en el fondo es un puto chicano ¿no? Aunque él crea que es un hijo del Mayflower.
Marquitos Rubio, el chicano, es católico, y yo creo que tuvo una revelación con Trump como la de San Pablo cuando se cayó del caballo camino de Damasco.
San Pablo es el patrono de los publicitarios, nadie sabe porqué. Un colega mío hace años solía decir humorísticamente que ese apóstol era nuestro patrón porque “se cayó de la burra”.
Hay patronos de profesiones o de gentes que resultan lógicos. Por ejemplo Santa Tecla es patrona de los informáticos; San Sebastián de los atletas (el tío está cachas y musculado así que le queda bien ser patrono de eso); San Gabriel de los carteros (le trajo una carta muy importante a la Virgen una vez); San Mateo de los cobradores de impuestos (ya se dedicaba a eso en su tiempo en los alrededores del lago Tiberíades); Santa Bárbara de los pirotécnicos; y San Luis Gonzaga de los jovencitos.
Este último que he citado me parece genial. San Luis Gonzaga murió casi niño y era muy guapo. Lo citó así Rafael Alberti en un poema:
“Marinerito delgado/ Luis Gonzaga de la mar/ ¡Qué fresco era tu pescado acabado de pescar!/ Te fuiste marinerito en una noche lunada/ ¡tan alegre, tan bonito, cantando a la mar salada!”.
Dudo que Marco Rubio entienda ni una palabra de todo esto.
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