Opinión

Esto también pasará

Andábamos un tanto aprisa. No quedaba tiempo para nada. El sistema de la vida moderna se deslizaba raudo sin paradas. Y hete aquí, que una ola virulenta apareció de pronto para conquistar el mundo y arrasarlo de todo vestigio de logros pasados. No se sabe si lo conseguirá, pero por lo pronto paralizó la actividad frenética, “¿pero a dónde van tantos coches y a tal velocidad?”. El movimiento se detuvo a la hora señalada, obediente al toque de queda. Y todo cambió. Todo dio un vuelco. La economía tiembla, y tiembla la humanidad. El mundo, alegre y confiado, de pronto se dio cuenta de que estaba en guerra mortal con un enemigo al que no veía, pero que sentía dentro de sí. Y que el depredador se movía frenéticamente en todas direcciones con ventaja, llevando la amenaza a una efectividad imparable. 

Las casas han dejado de ser lugar de descanso y relax, para convertirse en fuertes de resistencia para parar al invasor. Solo los pájaros se ven libres del miedo. “Nace el ave y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de plumas o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad…”, escribía Calderón. Su Segismundo somos nosotros ahora que vivimos nuestra pesadilla. En la clausura a la que nos vemos sometidos, buscamos consuelo a lo olvidado. Pero saldremos de esta como se salió de tantas otras pruebas azarosas. Sin embargo, tendremos que recordar siempre gracias a quien. 

A todos los que luchan a través de los cuerpos sanitarios y farmacéuticos, a la generosidad y laboriosidad de tantas personas poderosas y humildes, a los vecinos que se preocupan por los demás, a los voluntarios que se ofrecen a cualquier tipo de ayuda, a quienes se preocupan desde el campo de que no falte el alimento, de quienes sin desvelo lo preparan para el transporte, de quienes se echan a la carretera para que llegue a los supermercados, de quienes están en estos, en un servicio constante y eficaz, y todos ellos en riesgo de contraer el mal que diezma. A todos ellos nuestro corazón lleno de gratitud. A todos los que temen, mucho ánimo. A los que están en grupos de riesgo que extremen los cuidados y que confíen. Y a todos los que sufren pérdidas, nuestro sentimiento y deseo de consuelo. A los que nos han dejado, que descansen en la paz merecida. No les olvidaremos. Porque recordar nos mantendrá vivos en el futuro.

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