Dos mujeres

Publicado: 15 may 2025 - 01:04

Opinión en La Región.
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Las dos mujeres más zaheridas y humilladas en el diálogo compuesto en forma de intercambio de correos –el que maneja el intercambio es naturalmente Sánchez porque Ábalos se limita en realidad a asentir, llevarle la corriente y hacerle la pelota no vaya a ser que pueda ser recuperado- son por este orden Susana Díaz y Margarita Robles, y naturalmente y en razón de sus actuales circunstancias cada una se ha tomado la afrenta a su manera. Mientras Susana Díaz desde Andalucía afirma seguir estando “jodida” pero ahora al comprobar el trato vejatorio al que fue sometida y todo el escenario de humillación y dolor que hubo de sufrir por su persistente deseo de oponerse a la maquina desatada de Sánchez, Margarita Robles se ha tragado el marrón, ha compuesto el gesto y ha aparecido demudad y con la sonrisa floja pero defendiendo al sujeto que opinaba de ella que era “una pájara que se acostaba con el uniforme”. Se trata de una defensa forzada por la situación porque Margarita Robles lleva siete años gestionando la cartera de Defensa, mantiene su empleo, su empleo depende de los designios del presidente y no es cosa de estropearlo todo mostrándose ofendida por ese tufo agresor y machista recalcitrante y bochornoso que desprende la conversación mantenida por un jefe y un subordinado recién puesto de patitas en la calle pero con ciertas esperanzas de volver a ser readmitido en el círculo de confianza máxima. Lo fue, pero los signos de golfería se amontaban uno encima de otro –y siguen amontonándose- y el jefe resolvió descabezarlo definitivamente no fuera que una tonta ternura para con Ábalos le costara la Moncloa.

Margarita robles y susana díaz, en razón de sus actuales circunstancias, cada una se ha tomado la afrenta a su manera

De todas maneras y aunque la entrega de ayer –este episodio de correspondencia que va para largo tiene en la novela “Drácula” de Stoker que también está concebida con carácter epistolar su inspiración máxima- muestra a Sánchez preguntando por una traición política en las mociones castellano-leonesa y murciana, el amargo regusto del insulto y la vejación personal persiste y adquiere tintes de suprema vileza en la carne y sangre de estas dos mujeres a una de las cuales le costó su vida política y la cuesta ahora su dignidad a la otra. Lo de Sánchez es como una plaga.

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