El NO-DO

Publicado: 28 abr 2025 - 06:00

Opinión en La Región.
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Una de las delicias de ver esos documentales sobre la historia más o menos reciente de España como “La conquista de la democracia”, “España, el siglo veinte en color” y otros parecidos es disfrutar de maravillosos y entrañables fragmentos del NO-DO. De sus torpes imágenes en blanco y negro que hoy parecen una broma visual no muy lograda de Chaplin o de Buster Keaton, o de las preciosas voces de los fabulosos locutores que se encargaron de eso como David Cubero, Joaquín Ramos o Matías Prats entre otros.

Yo hoy en día cuando me pongo a ver la tele o voy al cine, les juro que muchas veces casi echo de menos el NO-DO

Pero lo mejor de los audios del NO-DO son los textos.

Tal vez desde una perspectiva actual puedan parecer, y de hecho lo son en cierta medida, decimonónicos, ridículos, y muy pasados de moda a veces, aparte de por supuesto sectarios y escritos a mayor gloria del régimen.

Pero a mí dejando aparte esos detalles, cuando los escucho me parecen una obra periodística de gran altura literaria. Y sobre todo me parecen textos escritos por alguien que no teniendo a mano ni la Wiki, ni Google, ni internet, sí tenía el diccionario entero en la cabeza. Y un vocabulario tan rico pero culto e instructivo a la vez, que para sí lo quisieran hoy muchos escritores de éxito.

Si rebuscan ustedes en internet encontrarán enseguida muchos de esos breves textos preciosos como joyas. He elegido uno aquí de José Hernández Franch. Y lo he elegido precisamente porque carece de ningún sentido político ni doctrinario, lo que permite apreciar mejor la elegancia de su factura.

Vean.

“Se inaugura el nuevo auditorium que La Voz de Madrid ha instalado en la calle de Hilarión Eslava. El nuevo local ha sido dotado con los últimos adelantos de la radiodifusión, y permite albergar a más de quinientos espectadores, ante los cuales La Voz de Madrid desarrollará sus programas con atracciones, concursos, e intervenciones de primeras figuras de la actualidad.”

¿Auditorium?, ¿dotado?, ¿adelantos de la radiodifusión?, ¿albergar?, ¿intervenciones?, ¿primeras figuras de la actualidad?

Dense cuenta ustedes de que el redactor por una parte enriquece nuestro vocabulario, pero al mismo tiempo sigue aquel sabio consejo que daba Julio César para escribir bien: “Huye de las palabras raras como de escollos en la tormenta.”

El lenguaje del NO-DO, ya digo que hay que olvidarse de su intención propagandística, era en sí mismo una lección constante de español de primera categoría.

Cuando yo era chaval los críos en el cine antes de ver la película que íbamos a ver y aunque no nos interesaran las inauguraciones de pantanos, ni los recibimientos de los obispos a Franco bajo palio, ni las manifestaciones de apoyo al régimen en la Plaza de Oriente, recibíamos durante unos minutos gratis una lección magistral de lengua, como si nos hubieran regalado una entretenida clase breve con don Fernando Lázaro Carreter.

Yo hoy en día cuando me pongo a ver la tele o voy al cine, les juro que muchas veces casi echo de menos el NO-DO.

Sic transit gloria mundi.

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