José Antonio Constenla
Defensa de la Democracia en tiempos de amnesia
Estos días, en los servicios informativos prolifera más que ninguno el nombre de Obama. Y en las columnas que le dedican, hay opiniones para todos los gustos. Bueno, hay que reconcoer que la mayoría son aceptando con gusto su triunfo en las tan sonadas elecciones americanas. En realidad, es todo un acontecimiento mundial la elección de este candidato de color, para el Gobierno del país no sólo más poderoso, sino también el más racista del mundo. En el corto tiempo que yo estuve allí, pude comprobarlo personalmente.
En Nueva York, el barrio negro de Harlem, era (y aún seguirá siendo) como un getho donde muy pocos blancos se atrevían a penetrar, pues hasta los mismos policías le temían; era como el appartheit de los negros y de la mayoría de los portorriqueños. Y en otras zonas de la ciudad, como Queens, Brooklin, etcétera... también tenían una pequeña zona habitable. Y en los Estados sureños ya no se diga.
En un viaje que hice desde Nueva York a Palm Beach, en Florida, al pasar por varios estados del Sur, como las dos Carolinas, Georgia, Texas, etcétera, por todas partes estaba patente la discriminación racial que allí se vivía, era realmente deprimente. Esto era por los años setenta, y naturalmente impensable que un hombre de raza negra lograra llegar a lo más alto del poder de esa nación. Pero es increíble lo que logra el poder de la voluntad humana. Obama se lo propuso, trabajó incansablemente para subir paso a paso la difícil, por no decir imposible, escalera de la popularidad, y demostrando un inquebrantable vigor y tenacidad en esa difícil meta que se había trazado, ha conseguido el más codiciado y estruendoso triunfo que un hombre ha logrado en este nuevo milenio; aunque parezca increíble, un hombre de color, joven y dinámico, va a convertirse en el más poderoso del país que, hoy por hoy, rige los destinos del mundo. Y esto, naturalmente, que es obvio que va a originar un gran cambio no sólo en la Casa Blanca, sino en todos los estados y todas las esferas del país, y también en la política de todos los países, respeto a la gran nación americana.
¿Qué pasará ahora entre los blancos y la raza negra tan abundante en ese país? ¿Qué saldrá de ese trasfondo de odio, dolor y rencor de esa raza tan oprimida y despreciada durante siglos? ¿Cambiará radicalmente el racismo en América? ¿Cómo será el comportamiento de la raza de color hacia la ex-opresora? Yo pienso que desgracidamente habrá de todo, y a Obama, la presidencia pienso que no va a serle precisamente una balsa de aceite. Hay mucho transfondo de rencor y de dolor que el flamente presidente tendrá que capear. De pronto se va a enfrentar con un cúmulo de problemas abrumador; una gran nación con las arcas casi vacías, porque esto es más que evidente. Hace muchos años que este país está continuamente en guerra. Primero fue Corea, luego Vietnam, después el Golfo y ahora Afganistán e Iraq. O sea, una astronómica suma de billones que han tenido que dejar tambaleante la gran nave por muy poderosa que haya sido. Y ahora... ¿qué pasará? ¿Qué le reserva el cambio a este país y a los que en cierto modo dependen de él? A Obama ya le hará buena falta rodearse de un buen plantel de colaboradores competentes para desempeñar eficazmente un cargo tan difícil y de tanta responsabilidad, tanto interna como externa. ¿Sabrá hacerlo? Hasta ahora, y durante el período electoral, ha demostrado que es inteligente y trabajador, y que sabe llevar a las masas; ¿seguirá haciéndolo ahora, cuando tenga que demostrar lo que vale y de lo que es capaz? Yo le deseo de todo corazón que lo consiga. Puede ser una caja de sorpresas, y si consigue llevar el barco a puerto, pasará a la historia como uno de los más grandes que ha tenido América. ¡Adelante Obama!
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