Opas hostiles, ¿por qué el pez grande se tiene que comer siempre al chico?

Publicado: 14 may 2025 - 05:15

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Llámenme rebelde o idealista, pero cualquier opción que utilice una posición de poder para ponerse por encima o dominar a un tercero me parece inaceptable desde su gestación, y aunque lo parezca, no voy a hablar de los conflictos bélicos de Rusia vs Ucrania o de Israel vs Gaza, porque aquí los calificativos hacia los que ejercen su posición dominante sobre los territorios que intentan conquistar, sólo me puedo permitir pensarlos, no son susceptibles de ser escritos. Dicho esto, y dado que supuestamente este es un artículo que versa sobre temas económicos, hablemos de dinero y de alguna de las normas no escritas sobre este poderoso caballero. A saber: si tengo más dinero que tú, incluso lo que es tuyo está en venta, aunque no lo quieras vender; si tengo más dinero que tú, quieras o no, tienes que asumir que te voy a comprar. A mi esta filosofía sobre el poder del dinero no me entra, ni con dinero.

Es indudable que la atomización del sistema bancario español tiene ventajas a nivel macroeconómico. Nuestros grandes bancos siguen obteniendo resultados récord año tras año

Entrando en harina, antepondré un par de premisas al tema de hoy. Ni tengo nada en contra de BBVA, ni tengo nada en contra de Banco Sabadell. Dicho esto, hablemos de uno de los temas más candentes de nuestra actualidad, la OPA hostil (Oferta Pública de Adquisición hostil) que BBVA lanzó sobre Sabadell hace justamente un año. Un lustro después de los primeros y fallidos contactos para una posible fusión seguimos con el tema a vueltas, y “lo que te rondaré morena”. Ahora predicen que la OPA podría culminar en la primavera de 2026.

Pero, ¿qué es una OPA hostil? Es aquella en la que una empresa intenta comprar a otra empresa sin el consentimiento del Consejo de Administración de esta última. En lugar de negociar directamente con la dirección de la empresa objetivo o ante la negativa de ésta en la negociación, el futuro comprador va directamente a por los accionistas, ofertándoles un precio superior al de mercado por sus acciones, con el fin de adquirir una participación mayoritaria que le permita el control total de la opada (la comprada).

Pero tratemos de responder de manera muy básica y utilizando el sentido común a una corta batería de tres preguntas:

  • 1.-¿Por qué BBVA puede lanzar una OPA sobre Sabadell? Porque tiene capacidad financiera para hacerlo, porque es más grande. Lo inverso sería imposible por razones obvias y opuestas.
  • 2.-¿Cuáles son algunos de los beneficios para BBVA si va adelante esta operación? BBVA pasaría a formar parte del “top ten” de la banca europea por activos totales. Además, a nivel nacional, incrementaría sensiblemente su presencia en Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia, donde Sabadell tiene una amplia presencia. Otros beneficios serían las sinergias ya valoradas en varios cientos de millones de euros por el propio BBVA. Utilizar la palabra sinergia o reducción de costes, no deja de ser un eufemismo que además suena mucho mejor que hablar de posible reducción de oficinas y de personal. Unido a todo ello, supuestamente se generaría un incremento del retorno a medio plazo para sus accionistas, gracias al consiguiente aumento de los beneficios.
  • 3.-¿Cuáles son alguno de los beneficios para Sabadell si va adelante esta operación? El primero sería la prima sobre el valor de las acciones que recibirían los accionistas de Sabadell. Además, la entidad catalana pasaría a formar parte de un banco mayor, con mejor calificación crediticia y con gran presencia internacional. Me da que este no es el deseo de la entidad del noreste peninsular.

Pero, y para aquellas personas o empresas que simplemente somos los clientes o potenciales clientes de cualquier entidad bancaria, ¿cómo nos afectan este tipo de operaciones?

En primer lugar, hagamos un poco de historia en clave nacional. En los últimos diecisiete años el sistema bancario español ha pasado de contar con más de sesenta entidades (más pequeñas) a una exigua decena de bancos (mucho más grandes).

Resulta una obviedad decir que todos los ciudadanos (personas y empresas) de este país en general disponemos de una menor oferta bancaria puesto que se han reducido drásticamente las puertas a las que llamar. De hecho, había algunas entidades especializadas en determinados sectores económicos, lo cual facilitaba mucho el entendimiento a la hora de llegar a cualquier acuerdo de financiación. Hoy tenemos bancos más grandes (cada vez son más parecidos los unos a los otros) y las opciones para elegir con quien firmar operaciones son menores.

En clave local, uno de los efectos directos más evidentes para cualquier ourensano ha sido la reducción paulatina del número de sucursales bancarias. Ourense es la sexta provincia española con menos sucursales bancarias. De sus 92 ayuntamientos, 30 ya no disponen de ninguna sucursal bancaria, es decir, uno de cada tres no tiene. Actualmente, según el Banco de España, disponemos en la provincia de 138 sucursales, de las cuales el 58% son de Abanca. Nuestros convecinos del rural (dos tercios de los ourensanos viven fuera de la capital) se quejan continuamente de que cada vez les resulta más complejo hacer una retirada, un ingreso o simplemente cobrar su pensión en un entorno cercano. Quizás algo se debiera legislar al respecto al tratarse, bajo mi punto de vista, de un servicio básico y no estoy hablando de más sucursales, estoy hablando de buscar la manera de seguir dando un servicio del modo que sea.

Para ir acabando, es indudable que la atomización del sistema bancario español tiene ventajas a nivel macroeconómico. Nuestros grandes bancos siguen obteniendo resultados récord año tras año. Basta con echar un vistazo a los presentados durante el primer trimestre de 2025, pero habría que hacerse una pregunta como personas físicas o como pequeñas empresas (la mayoría, salvo contadas excepciones, lo son en nuestra provincia) ¿Estamos mejor atendidos por nuestros proveedores financieros que hace 17 años? Quizás la propia banca también debería reflexionar al respecto de esta pregunta (y no me refiero a sus empleados).

Comentaba en un artículo anterior que los monopolios no suelen ser buenos en ningún sector, tanto sea energético, de telecomunicaciones o bancario.

Y sí, el camino ya está trazado, y no depende de nosotros, cada vez habrá menos bancos, se seguirá reduciendo su número. Pero, ¿cuál es el número ideal? Siete, tres, o quizás uno y que, además, podría entrar en el “top tres” europeo.

Como colofón dejo en el aire una pregunta sobre una hipotética situación, como gallegos y ourensanos de a pie, ¿de qué manera nos podría afectar si la próxima OPA hostil fuese lanzada por el Santander sobre Abanca?

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