Parlamento de silla y fresco

En agosto el Parlamento se empadrona en las tertulias al aire libre. Este mes se desborda en sesiones de conocimiento popular y de comisiones efectivas de investigación. Los sabios practican su ágora y a golpe de chicharra en los pinos próximos protagonizan la estampa de sillas y tertulia delante de la vivienda, ese tótem convertido en escenario utópico de juventud resignada.

La tertulia fue un arte de su vivir, una forma de disfrutar de la compañía de los demás y de compartir experiencias y sabiduría, sin olvidar ejercer el humor como medicina del alma

Las reflexiones de los centenarios mezclan calor y atascos con pensamientos desinteresados que llevan lacre de lo vivido. El tema que hoy ensombrece su tranquilidad es el migratorio. La noticia de que a Cerdán le han metido en la cárcel engañado por los suyos y que terminará cantando es de unánime pensamiento. Se resume y se resuelve creando buenos y malos, al estilo Tribunal de las Aguas. Deportaciones de ilegales y con antecedentes penales, frente a inmigración regulada. Y recuerdan la época en que los españoles iban a Alemania con contrato de trabajo y se integraban en aquella realidad; pero la actual es diferente y no para mejor, dicen, aún sabiendo que no hay nacimientos y sí mucho egoísmo en la juventud que adora a las mascotas y lleva al padre a la residencia.

Encauzando el tema migratorio, el más joven, de 94 años, destaca que una buena representación en España son hijos de emigrantes y que lo importante es la coexistencia pacífica. Entonces hacen análisis de proximidad mirando al pueblo con marroquíes que exigen otra alimentación y se ríen recordando el niño chino que habla en gallego.

Esta sede de la soberanía popular dictamina que hay que pensar en cómo encontrar soluciones que permitan la integración y la convivencia pacífica. Forman las zonas azules de Galicia, donde el mar y la montaña se encuentran y donde el secreto para pasar los cien años se esconde en el caminar diario, en la tertulia con amigos y familiares, en el humor que brota de la tierra y en la seguridad de sentirse útil y arropado por la familia.

Caminar fue su forma de vida, saben de recorrer los caminos y senderos de su tierra disfrutando del paisaje y de la compañía de los suyos. Han usado sus piernas para ir a trabajar, para visitar a los amigos y familiares, para disfrutar del aire fresco y del sol. Hoy se reúnen y comparten historias, anécdotas, dominó, cartas y un café con consejos. La tertulia fue un arte de su vivir, una forma de disfrutar de la compañía de los demás y de compartir experiencias y sabiduría, sin olvidar ejercer el humor como medicina del alma. Han aprendido a reírse de sus muchas dificultades y de sus alegrías para mantener la mente joven y activa. Han vivido rodeados de seres queridos, han compartido momentos felices y difíciles, y han recibido apoyo y cariño en todo momento. La familia es un sostén, un refugio y una fuente de comprensión. Que hoy los jóvenes no saben bailar aúna afirmaciones y también que trabajar al aire libre puede ser una experiencia revitalizante y enriquecedora. La conexión con la naturaleza y la libertad de movimiento defienden que inspira la creatividad y la alegría y que el canto tiene el poder de elevar el ánimo y de crear grupo.

Sentirse útil ha estado durante toda su vida porque han cuidado de sus familiares y han contribuido a la comunidad. Su legado es la joya de esta generación que debería inspirar a las futuras como acaba de recoger en su encuentro de verano en Monforte de Lemos la Asociación de Médicos Gallegos que preside Julio Ancochea.