Perdón por la molestia | La guerra es una mina en Ourense

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El periodista ourensano Antonio Nespereira analiza en La Región la actualidad más destacada de la semana

Publicado: 30 mar 2025 - 04:05 Actualizado: 31 mar 2025 - 16:46

La guerra es una mina en Ourense
La guerra es una mina en Ourense

Cuando el primer avión se estrelló contra la torre norte del World Trade Center de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001, un broker de un banco londinense que vio el suceso por la televisión sospechó que, más que un accidente, se trataba de un atentado contra uno de los símbolos del capitalismo y, a la postre, de todo Estados Unidos. Más que sobrecogerse, especuló con las consecuencias que tendría sobre la economía mundial si se tratase de una acción terrorista. Los 17 minutos transcurridos entre el primer impacto y el del segundo avión sobre la torre sur fueron aprovechados por el broker para convencer a su jefe y compañeros sobre las consecuencias que tendrían los hechos sobre los mercados. Comienza una vertiginosa y arriesgada labor de compra y venta de activos, participaciones y demás instrumentos financieros que podrían verse afectados. El segundo choque del avión confirmó el atentado y las bolsas acusaron el efecto, devaluando algunos valores pero multiplicando por la enésima potencia otros, los que había comprado el banco londinense. En minutos se hicieron millonarios merced a esta maniobra especulativa de tiburones con hielo en las venas. Este caso inspiró el cortometraje de 19 minutos Free Fall, rodado en 2021. Para evitar el spoiler no desvelaré el final, porque tiene su moralina, pero alimenta el debate sobre la ética de los negocios, la empatía con la desgracia ajena y el oportunismo sin escrúpulos de quienes pescan en río revuelto. Desde el origen de los tiempos miles de conflictos bélicos bañaron con sangre el signo de la historia pero hicieron ricos a muchos enterradores.

Ha tenido que venir una amenaza

En plena amenaza bélica Ourense descubre que su subsuelo es rico, la paz no es capaz de ver los recursos

Ahora suenan tambores de guerra en la vieja Europa, o al menos así lo anuncian los analistas, quedando todos a merced de las tóxicas decisiones de Putin y Trump. Las autoridades del continente dan consejos para sobrevivir en caso de contienda con la misma naturalidad con la que se emiten los programas de cocina por la tele. Trabaja ya algún canal en una nueva entrega de Arguiñano. A los fogones si suenan los cañones, creo que se llamará. Los pescadores echan la caña porque el río bajará de nuevo turbio. Esto no es broma, no es cosa de Gila, según nos dicen: "Mis guerras son absurdas porque lo es la guerra en sí", dijo con ese pacifismo ingenuo de un escaldado de la Guerra Civil. La tómbola de la historia podría dejar un boleto en Ourense, no para hacerse millonarios como el broker del banco londinense, pero sí para ladear la pobreza. Europa acelera los trámites para permitir la explotación de ciertos minerales para la industria, pero también para el rearme (ese término que enerva a Sánchez), a la luz de las últimas amenazas. Una mina de litio en Beariz está entre las posibles beneficiadas por la coyuntura, con una inversión que supera los cien millones y que podría crear más de 300 empleos. Otros lugares de la provincia atesoran en su subsuelo materiales de alto valor cuyo aprovechamiento podría acelerarse. Ha tenido que venir una amenaza bélica a descubrir nuestros recursos y capacidades. En tiempos de paz, en los que por fortuna aún estamos, no hemos afinado lo suficiente el olfato como para sacarles provecho. A ver si vamos a tener que esperar por un conflicto armamentístico para reparar en las capacidades de una tierra que podría ser una gigantesca despensa, en la explotación forestal, en la energía verde, en las aguas con propiedades balnearias o en lo generosa que ha sido la naturaleza en su conjunto con esta esquina del mapa antes de que la lamine un misil. La paz, por lo que se ve, nos ha hecho cómodos y conformistas en materia de desarrollo, además de miopes.

La alternancia local es la proliferación de bares municipales donde vencedores y vencidos se citarán para beber y olvidar

Los antros jamás serán atacados

Una vez más quien mejor ha entendido la deriva en ciernes es el Concello de Ourense. Sabe de las consecuencias de un eventual conflicto armado y por eso toma medidas preventivas. No organiza levas ni construye refugios nucleares como tampoco instruye a la población en su defensa. No. Jácome sabe que en la guerra la primera víctima es la verdad y luego los símbolos más espirituales, pero pegados a la identidad colectiva. Los Budas de Bamiyan, en Afganistán, fueron destruidos por los talibanes o la ciudad vieja de Alepo, en Siria, se redujo a escombros en el último conflicto. En Ourense no pasará nada de eso porque el gobierno de Jácome preservará la monumentalidad de la urbe. Si fuese atacado el Museo Municipal no se perdería un equipamiento cultural, solo un bareto, según su descollante plan. Y así con otra nómina de epicentros históricos. La ultima bufonada es poner otro bar en la Oficina de Turismo. Es listo, sabe que los antros jamás son atacados porque en la barra se acodan invasores e invadidos para ahogar sus penas en alcohol.

Invoquemos siempre la paz

Ourense se conjura a su manera para ahuyentar cualquier conflicto. Lo hace con el pacifismo de Ghandi: "Para una persona no violenta todo el mundo es su familia", proclamó. Aquí todo es zen y a pequeña escala, impensable dar cobijo a tiburones de las finanzas como el del banco londinense, sobre todo cuando conocemos que roban dos iglesias de Viana para llevarse solo diez euros. La paz sea contigo.

Mira tú | La buena planta de la plaza de abastos número uno de Ourense

Plaza de Abastos de Ourense
Plaza de Abastos de Ourense | Iago Cortón

Mira tú la buena planta de la plaza de abastos número uno de Ourense, rehabilitada sobre un edificio original de 1924, obra del arquitecto Conde Fidalgo. Mira tú como en ella se da cita tanto la historia de la arquitectura como parte de la actividad mercantil y económica de la ciudad del último siglo. Mira tú como la intervención en este edificio lo deja como las pelucas de la nobleza del siglo XVIII, aparente por fuera pero calva por dentro. Mira tú como la incapacidad municipal ha concebido una obra para los placeros sin que estos fuesen consultados sobre su operatividad futura. Mira tú como el inmueble del mercado es otro de los monumentos "a lo ourensano", es decir, sin que se dé acabado pese a que las primeras apuestas de reforma arrancan en 1993. Mira tú el papelón del Concello, propietario del edificio, que solo pone dificultades a lo que debería ser un orgullo para todos (también para la institución), disparando con pólvora del rey. Mira tú.

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