Un presidente "tocado"

Se inmuta con pocas cosas, probablemente solo las personales. Si por una vez en su vida no engañó a los españoles, ya curados de espanto ante la capacidad de mentir de su jefe de Gobierno, fue la imputación de su mujer, de la que dijo estar “profundamente enamorado”, la que le llevó a reflexionar sobre su futuro político. Es decir, es sensible a las relaciones personales. Si le importa su familia, sus amigos y sus compañeros de partido, este pasado fin de semana ha debido ser un calvario para Pedro Sánchez. En lo afectivo y en lo político.

Los wasaps que se cruzaron Sánchez y Ábalos cuando el segundo era ministro de Transportes y secretario de organización del PSOE, mensajes que publica El Mundo, son demoledores para la imagen de Sánchez; aunque el presidente un suele mostrar signos de preocupación ante el deterioro creciente de esa imagen. Pero la constatación a través de los wasaps del nulo respeto a los compañeros que se atreven a cuestionar algunas de sus decisiones, con órdenes a Ábalos para que les dé un toque, son muy significativas sobre cómo actúa el presidente. Incluyen comentarios intolerables hacia dirigentes regionales elegidos por los militantes, a los que no perdona sus críticas a la elección de socios de Gobierno, o a cómo lleva el partido. Lo que demuestra que en Moncloa, y en España, manda un político que no solo utiliza métodos absolutamente antidemocráticos para bloquear el trabajo de los dirigentes de la oposición, sino que también recurre al insulto para descalificar a compañeros socialistas.

En el Madrid político es conocido el trato que reciben quienes trabajan con Sánchez

En el Madrid político es conocido el trato que reciben quienes trabajan con Sánchez: distanciamientos para expresar desprecio, falta de respuesta a quienes le formulan preguntas, incómodos silencios e incluso gritos. Todo eso se visualiza ahora en los wasap -mensajes privados, alega Moncloa para justificar lo injustificable-, lo que permite a cualquier español estar al tanto de cómo actúa el presidente con los que no le son absolutamente serviles. Que no leales, que es otra cosa.

No ha sido el único mal trago que ha recibido Sánchez este fin de semana. El sábado se movilizó el sanchismo para minusvalorar la manifestación convocada en Madrid por más de un centenar de formaciones políticas y sociales para exigir al jefe de Gobierno que presentara los presupuesto del Estado y que celebrara elecciones. Efectivamente el número de asistentes, siendo considerable, no alcanzó las expectativas, lo que sirvió al sanchismo para poner el acento en la cifra de asistentes y en la ausencia de dirigentes del PP. Sin embargo, hay un dato que debería alarmar al gobierno y a sus afines: fueron menos, muchísimos menos los que se concentraron el 1 de mayo en Madrid. Convocados, en una fecha mundialmente emblemática, no por plataformas sociales, sino por el gobierno, CC.OO. y UGT.

Con manifestaciones no se cambian gobiernos. Pero con informaciones veraces y jueces rigurosos y valientes, sí se da oportunidad a los ciudadanos para saber cómo se las gastan los políticos. Incluido el presidente.