Opinión

El rey de los belgas pide perdón

El rey Felipe de los Belgas,  el día que el Congo conmemoraba el 60 aniversario de su independencia ha enviado una carta a su presidente Felix Tshisekedi en la que expresa su “remordimiento” por “las heridas del pasado” como consecuencia de “las grandes atrocidades” que se produjeron contra su población durante la época en la que era una colonia belga.  

Esas “atrocidades”, como dice el rey Felipe, causaron millones de muertos en tiempos del rey Leopoldo  II, propietario del territorio belga,  cuyas riquezas esquilmó  y al que se ha acusado de genocida en repetidas ocasiones. Hacía tiempo que los congoleses exigían que Bélgica pidiera perdón y lo ha hecho ahora el rey Felipe en esa carta en la que menciona “la violencia, el sufrimiento y las humillaciones” infligidas a la población del Congo y pide perdón por “las heridas del pasado”. Se refiere a sus consecuencias, entre las que menciona “el dolor,  reavivado hoy por la discriminación que todavía  presente en nuestros días”, una referencia clara a la ola racista y xenófoba que se ha agudizado en fechas recientes y ha dado origen al movimiento  Black Lives Matter.

La carta del rey Felipe de los Belgas ha sido acogida muy positivamente en su país, donde todos los partidos han respaldado que su jefe de Estado haya dado un paso que tendría que haberse producido hace mucho tiempo,  pues el genocidio de Leopoldo II era un motivo de vergüenza para la mayoría de la población. La primera ministra Sophie Wilmes ha elogiado el gesto del rey, lo que por otra parte era lógico porque, como en todas las monarquías parlamentarias, cualquier decisión del rey con connotaciones políticas debe ser consensuada con el gobierno. 

En el Congo la carta ha tenido un gran éxito y unanimidad en que era muy oportuna. La ministra de Asuntos Exteriores, Marie Ntumba Nzeza, hizo unas declaraciones en las que decía que la nota del rey ponía las bases  para un cambio muy profundo  en las relaciones con Bélgica.

Una carta que deja atrás la página más oscura de un rey considerado maldito en el Congo y que a gran parte de la población belga le provoca un profundo rechazo por sus múltiples ignominias contra la población de la antigua colonia.

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