Sigue siendo no

UN CAFÉ SOLO

Publicado: 23 jun 2025 - 05:28

Opinión en La Región.
Opinión en La Región. | La Región

Tiene 23 letras y diez sílabas. Electroencefalografista es la palabra más larga del diccionario de la Real Academia Española. No es de las más usadas. Hasta resulta un tanto compleja su pronunciación. En el lado opuesto está la “a”, preposición y artículo de dirección, lugar o tiempo. Después, se extiende una lista de palabras compuestas por dos letras, como el sí y el no. Rápidas de decir, muy utilizadas, fácilmente comprensibles y con significados tan opuestos que impiden la confusión.

Aún así, a muchísimas personas el “no” se les hace grande, se les queda atascado en la garganta, se va consumiendo y acaba por convertirse en un sí indeseado. De esto sabemos mucho las mujeres. De todas las generaciones y de todo el mundo. Es cierto que vamos logrando cambiar parámetros. Casi hemos perdido el miedo a decir no a situaciones que nos dejaban atrapadas en sitios en los que no queríamos estar. No ha sido fácil desprendernos de enseñanzas vigentes durante siglos y de la traicionera culpa. Esas que nos inculcaron que estaba mal negarnos a lo que se esperaba de nosotras. Sobre todo, si con ese rechazo se afectaban los deseos y los sueños de otros.

Más de un 80% de los alumnos considera que “cuando la mujer dice no, en el fondo quiere decir sí”

Aprendimos a asentir a demasiadas cosas para evitar que se desmoronase la familia, que alguien se enfadara, que el trabajo de otros se viera afectado, que la fiesta llegase a su fin, que los niños o los padres no tuvieran el cuidado adecuado o que la pareja no se sintiese plena. Una larga lista impuesta que intentaba convencernos de que un “no” era un acto egoísta, a veces infantil y, en ocasiones, reflejo de nuestra incapacidad para saber que nos convenía. Pero avanzamos. Nos despejamos de una falsa aureola que pretendía coronarnos como santas entregadas al sacrificio. Tomamos las riendas de nuestras vidas y comenzamos a decir no de manera firme. Creímos que los tiempos caminaban con nosotras. Que ya no cabían dudas sobre nuestro entendimiento.

Y llega un estudio sobre la percepción que tienen los estudiantes de las agresiones sexuales en contextos de ocio, realizado por la Universidad de Córdoba y dirigido por las investigadoras Mercedes Osuna y María Isabel Amor, y nos devuelve brutalmente a esa realidad que queríamos creer extinta. Una de sus conclusiones, hay más, establece que más de un 80% de los alumnos considera que “cuando la mujer dice no, en el fondo quiere decir sí”. ¿En qué momento nos dimos la vuelta para recorrer de nuevo el camino desandado con tanto esfuerzo y cansancio? ¿Por qué ha sucedido? Pero, sobre todo, ¿cómo podemos anular de nuevo esta regresión?

Decía Pitágoras algo así: “las palabras más antiguas y cortas, sí y no, son las que requieren más reflexión.” Nosotras sabemos hacerlo muy bien. Por eso nuestro no también significa no.

Contenido patrocinado

stats