Valencia: un reto para Feijóo

No puede equivocarse, en esta ocasión Feijóo tiene que dar todo lo que da de sí y más, tras varios meses en los que ha acumulado indecisión y falta de cintura para afrontar problemas graves de partido. Para su pesar, ha dado motivos a la oposición -más desde Vox que desde la izquierda- para crearle la imagen de dirigente con escasa capacidad de liderazgo, equipo que no está a altura del adecuado para el principal partido de la oposición y, ya más concretamente, que no distingue entre el debido respeto de un presidente nacional a los barones regionales, y la necesidad de corregir a esos barones cuando advierte que van directos al abismo.

En Valencia, la confianza en Carlos Mazón no debió prolongarla más allá de los días iniciales, cuando era tanto el desconcierto, y el dolor ante la tragedia inconmesurable. Eran obligados esos días antes de tomar medidas precipitadas. Sin embargo, desde el principio se vio que Mazón no solo no había estado a la altura en el primer momento sino que sumaba errores.

El gobierno central no actuó mejor, y además a muchos españoles les cupo la sospecha de que desde Moncloa no se actuó con la eficacia que, probablemente, habría tenido de ser una región presidida por un gobierno socialista el golpeado por una dana de proporciones inimaginables Allá el Psoe y Pedro Sánchez con su conciencia. Pero Alberto Núñez Feijóo debió ser más contundente con Mazón, y no hay sentimentalismos que valgan.

Vox está subiendo de forma espectacular, no por méritos propios -sigue siendo un partido ultra sin programa que se deja utilizar por Sánchez para desacreditar a Feijóo- sino por demérito del PP. Ante la dimisión de Mazón, el PP intenta pactar con Vox para intentar mantener el gobierno o, en caso de no lograrlo, convocar elecciones en Valencia.

Abascal va a poner alto precio al apoyo, ya se cuenta por Valencia que exigirá la alcaldía de Valencia a cambio de apoyar a la alcaldesa Catalá como candidata al gobierno regional, opción que no entusiasma a la alcaldesa.

Mazón tuvo mucho que ver con el resultado del 23-J, cuando el PP no logró el resultado esperado y Feijóo no fue presidente. Cuando Sánchez adelantó las elecciones, Feijóo llamó a Mazón y le dijo que aplazara las negociaciones con Vox para formar gobierno, hasta que se celebraran las generales, pero Mazón le puso excusa de plazos. En esos momentos críticos los plazos son irrelevantes, la clave era no culminar pactos con Vox que pudieran ser utilizados por Sánchez para alertar a los votantes sobre un gobierno ultra de PP y Vox. Que es lo que ocurrió.

El PP es un partido de centro derecha, un partido que respeta la Constitución y huye de alianzas con extremistas. El presidente del PP es el único que puede librar a los españoles de un gobernante que, además de amparar una corrupción vergonzosa, está destrozando la convivencia y colocando a los ciudadanos en una situación económica y social insoportable. Esta vez, respecto Valencia, Feijóo no puede equivocarse.