Las redacciones y los fontaneros de los partidos están sin pegar ojo para evaluar si los resultados de las elecciones del 28M pueden o no pueden ser extrapolables a 23J. Sería un burdo ejercicio de pronóstico hacer una simple proyección de los datos del pasado domingo y que los triunfadores lo den todo por ganado y, los perjudicados, todo por perdido. Hay que tener bien presentes dos cuestiones. Una, el poder de resistencia y temeridad de Sánchez. Dos, un montón de cuestiones técnicas que echan por tierra cualquier ejercicio de mera extrapolación que pueden favorecer o perjudicar a ambos aspirantes.
A partir del 1 de julio (plena precampaña) España ejercerá por quinta vez la presidencia europea. Veremos a Sánchez pasearse y contorsionarse entre los principales líderes europeos por las alfombras de Bruselas, cuestión ésta que da una presencia y proyección de liderazgo impagables. Y es, ante todo, una oportunidad para sacar a la agenda europea el máximo rendimiento electoral del que sea capaz de obtener el equipo de Ferraz.
Es estadísticamente cierto que el partido que gana las elecciones municipales acostumbra a ganar siempre las siguientes elecciones generales. Pero por otra parte, la participación en generales puede ser de hasta 10 puntos superior a las municipales. Hay que tener en cuenta, por lo tanto, el impredecible comportamiento de ese electorado que no ha salido a votar el domingo. Como también hay que atender a la conducta que tendrán los votantes de Jácome (¿cómo definir políticamente a quien depositó su papeleta en las urnas?), o de Caballero (¿votan los vigueses mayoritariamente al partido socialista en las generales?) Hay muchas candidaturas de municipios y comunidades autónomas que no se presentarán el 23J ¿Con qué efecto? Por añadidura, la ley d’Hont es definitiva en elecciones al parlamento. Su efecto, al cambiar radicalmente las circunscripciones, guillotina inexorablemente a las terceras y cuartas opciones, por lo que la extrapolación lineal no tiene ningún sentido.
¿Va a tener el PSOE igual empuje de sus bases y estructuras hoy desencantadas y sabedoras de que el tsunami popular es única culpa de las políticas y pactos de su presidente en Madrid? Ni siquiera el martes había felicitado al presidente de Castilla-La Mancha, que fue el único que consiguió mayoría absoluta para su partido. Quizá, porque desde la soberbia, únicamente ve en las victorias ajenas derrotas personales. ¿Con qué ardor García Page acompañará en los mítines a su “jefe” de filas?
Nadie sabe tampoco como se van a lidiar los inmediatos pactos entre PP y Vox, la posible desaparición de Ciudadanos, o el resultado de la fusión Podemos, Sumar, Compromís, Mareas,… Lo único que me consta es que los de izquierdas y derechas sudan exactamente igual, pero hacer un mitin a 43 grados o ir a votar con la “caló” andaluza, e moito.
Que disfruten con salud de lo votado.
