Verdades y novedades

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez era muy consciente de las polémicas que iban a desatar sus manifestaciones sobre los jueces que hacen política y sobre su determinación a continuar sin convocar elecciones anticipadas si, como todo hace prever, no logra aprobar el proyecto de Presupuesto Generales del Estado para 2026. En el primer caso, las reacciones han sido las previsibles, a favor y en contra, según la tendencia política de quienes opinan. En el segundo, Sánchez ha escrito un novedoso capítulo en el libro de la praxis política.

Aunque matizó que la mayoría de los jueces no actúan de esa forma, lo sustantivo es que afirmó que hay jueces que hacen política. ¿Acaso no es cierto? ¿Acaso los partidos políticos no nombran afines cuando se trata de renovar el órgano de gobierno de los jueces o para formar parte de instituciones jurídico-políticas de la mayor relevancia? Para los vocales conservadores del CGPJ y para el PP, lo que ha hecho Pedro Sánchez es lanzar un ataque furibundo contra la independencia judicial y la separación de poderes. Pero el jefe del Ejecutivo también apuntó una solución a la politización de la justicia al poner el foco la capacidad sancionadora del CGPJ para evitar la proliferación de instrucciones inadecuadas en el fondo y en la forma. En este caso Sánchez defendía a su entorno familiar de unos procesos cuando menos abiertos e investigados de manera que generan muchas dudas, a pesar de que algunas resoluciones hayan sido avaladas por tribunales superiores. También salió en defensa del fiscal general del Estado, quién a su juicio se va a sentar en el banquillo sin que existan pruebas sólidas de su implicación en una revelación de secretos sobre el novio de Isabel Díaz Ayuso. La defensa de las palabras de Sánchez ha venido de aquellos que se han visto afectados por decisiones judiciales claramente persecutorias que han acabado sin sustanciarse, o que aprecian que determinados jueces tenían una actitud benevolente con el Partido Popular a pesar de las pruebas evidentes -M. Rajoy, por ejemplo, o determinado audios-. La presidenta del CGPJ y del Tribunal Supremo, Isabel Perelló. defenderá sin ningún género de dudas la independencia de los jueces en la insólita apertura del Año Judicial del próximo viernes. Eso va de suyo. Es como si el papa, como dice Javier Cercas en su último libro, no defendiera la resurrección de la carne, que es uno de los dogmas centrales del cristianismo. En el “caso Koldo” que es harina de otro costal. Sánchez no puso en cuestión la actuación de los jueces, pero si defendió la honestidad de su partido.

Convertir los presupuestos generales del estado en una mera herramienta de la que se puede prescindir si es necesario es otra de sus aportaciones al acervo político

Convertir los Presupuestos Generales del Estado, que constituyen la columna vertebral de la acción política de cualquier gobierno, en una mera herramienta de la que se puede prescindir si es necesario es otra de sus aportaciones al acervo político como la de los “cambios de opinión” para incumplir promesas acompañada de “hacer de la necesidad virtud”, para justificar lo anterior. Puesto ante la evidencia, una vez más, de que antes afirmaba lo contrario a lo que ahora hace y que pedía elecciones anticipadas si un gobierno era incapaz de aprobar los Presupuestos, Sánchez justificó que no precisa de unas nuevas cuentas públicas para llevar a cabo las políticas de izquierda que pretende o para gestionar los fondos europeos de recuperación. En este caso ha sido el propio líder del PP, Alberto Núñéz Feijóo quien ha acudido en su ayuda al proponer una nueva ocurrencia, que la prórroga dos veces de los PGE lleve inmediatamente a la convocatoria electoral, cuando esa medida requeriría de una reforma constitucional.

En lo que sí lleva razón Pedro Sánchez es en que la polarización que se vive en la vida política es asimétrica. Se puede afirmar que es consecuencia de sus “cambios de opinión”, pero no es menos cierto que con el PP en la oposición la crispación sube de forma exponencial y más ahora en tiempo de bulos, medias verdades y desprecio, incluso, a lo que dicen los jueces cuando beneficia al Gobierno.