Opinión

¿Corona qué?

Con todo esto del coronavirus estos días me he acordado varias veces de un tipo, no sé si lo recordarán ustedes si tienen mi edad, que fue un famoso tertuliano en la tele de los años ochenta, el doctor Cabezas. Era médico. No sé si sigue vivo y tampoco me interesa saberlo. Era un impresentable, superfacha, franquista, pero que tuvo sus momentos de gloria televisiva porque tenía un punto divertido y daba mucho juego en la caja tonta.


Pues me he acordado de dos anécdotas suyas. Una fue un día que explicó en detalle en la tele que los hombres cuando vamos a orinar en un bar nos lavamos las manos después de hacerlo. ¡Craso error!, decía él. Deberíamos lavarnos las manos antes. Y lo explicaba muy razonadamente: si usted se ha duchado y lavado en su casa por la mañana y se ha puesto ropa limpia, sus bajos, sus rodillas, su espalda están limpísimos; lo sucio son sus manos que han estado tocando mil cosas por ahí todo el día. Por tanto debería lavarse las manos antes, y no después.


La otra anécdota del inefable doctor Cabezas era sobre un médico de venéreas que, según él, había sido profesor suyo en la Complutense cuando estudiaba medicina. Dicho médico tenía una consulta privada en la calle Serrano, barrio de Salamanca de Madrid. Como en aquellos años, los sesenta, no había muchos médicos de venéreas y menos en el barrio de Salamanca, en la consulta de aquel señor que además era un catedrático reputado, recalaban todos los ricos y elegantes del barrio. Un día el médico atendía a una marquesa, paciente suya habitual, y después de examinarla le dijo: Señora marquesa, tiene usted una gonorrea de campeonato. A lo que la marquesa contestó inmediatamente: ¡Ay, doctor, yo eso lo habré pillado en un baño público! Y el médico le replicó: Sí, no lo dudo, pero jodiendo.


Vale, todo esto no tiene nada que ver con el coronavirus pero la alerta mental y psicológica a la que nos tienen sometidos me lo ha recordado. Está bien lavarse las manos y la cara. Está bien no follar en baños públicos, si quieren hacer cruising vayan a un parque que es más higiénico. Está bien tener cuidado, pero no nos volvamos locos. Todos vamos a morir y cuando ocurra nos va a dar igual.
Hace años leí un artículo genial de Maruja Torres en el que contaba que en un vuelo ella estaba atrás con los fumadores (supongo que recuerdan cuando se fumaba en los aviones pero solo atrás) y reflexionaba sobre la posibilidad de un accidente aéreo. Y se decía: prefiero estar aquí con estos fumadores alcoholizados y llenos de whisky, porque estos tipos tienen tan poco aprecio por su cuerpo que seguro que si tenemos un accidente me ayudarán. En cambio los finísimos y guapetes de gimnasio de la parte de delante no van a mover un dedo porque... aprecian demasiado su propia salud.
Pues eso.

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