Opinión

COMO THELMA Y LOUISE

Flora Moure y Eugenia Díaz Abella son dos concejalas del PP en el Concello de Ourense, por lo tanto dentro del gobierno del alcalde Gonzalo Pérez Jácome. Ambas decidieron hacer novillos en sus obligaciones institucionales y plantarse en el congreso nacional del PP, celebrado en Sevilla, y que ratificó a Alberto Núñez Feijoo como presidente. El día en el que debían estar en el pleno municipal justificando el dinero que cobran y cumpliendo con la obligación de defensa de los intereses de los ourensanos, estaban dándose un garbeo por la Sevilla popular.

Debieron entender que su sitio era el congreso del partido porque quizá su presencia allí era absolutamente necesaria. Es más, su ausencia posiblemente hubiese incluso alertado al mismísimo Feijóo, temeroso de que sin los votos de ambas concejalas no llegase a la presidencia del partido. Posiblemente Moure y Díaz harían mejor papel como simples militantes del partido. Si es así, ya están tardando en dimitir como concejalas ya que han dejado a un lado sus obligaciones institucionales. Tampoco las áreas de las que se ocupan ambas en el gobierno municipal (Flora lleva Termalismo, con eso decimos todo teniendo en cuenta cómo está) se caracterizan por una gestión brillante. Sus sillas serían ocupadas por otras dos personas y nada cambiaría, y si algo hacen ni siquiera son capaces de hacerse respetar ante el alcalde, que aprovecha cualquier ocasión para ningunear su trabajo, incluso faltándoles al respeto.

Flora y Eugenia quisieron emular a Thelma y Louise y, oprimidas por la bisoñez municipal, deciden darse un rule por Sevilla, escapando en el descapotable de sus vidas políticas grises para entrar en el oropel del congreso de la entronización de los nuevos cargos populares. Para trabajar en la política hay que tener una muy clara vocación de servicio público, que trascienda a los deseos de colarse en una fiesta a nada que se tenga oportunidad.

Lo malo es que este mal es contagioso y el escaso apego a la responsabilidad del cargo es también muy común en otros políticos que pronto han sucumbido al oropel de Madrid, incluso parece que hasta se le haya pegado el acento. Se les nota en la jerga que usan al hablar y hasta en el enfermizo deseo de convertir en histórico cada uno de los eventos a los que acuden, dejando huella fotográfica en las redes sociales y mendigándola en los medios de comunicación. Como si tuviese algún interés.

Así, se pudo ver la imagen en las redes de Flora y Eugenia en el congreso del PP de Sevilla. Sonrientes, ufanas, suponiéndose importantes para el futuro del partido. Allí estaban, con toda la determinación, como Thelma y Louise antes de apretar el acelerador del descapotable y despeñarse. Mientras, en Ourense bien se les podría recordar el refrán: el que fue a Sevilla...

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