El fuego arruinó la cosecha de castañas en Valdeorras

Un millón de kilos de este fruto quedó destruido por las llamas, según primeras estimaciones

El rural valdeorrés aún intenta sobreponerse a la pesadilla que, en forma de llamas, arrasó viviendas y propiedades de los concellos de O Barco, Rubiá y Carballeda. El fuego saltó ríos, carreteras y pistas, paseándose por montes y fincas y causando cuantiosos daños a las familias del rural. Solo en los “soutos”, el incendio acabó con aproximadamente un millón de kilos de castañas, según la estimación muy inicial que ayer hizo el valdeorrés Juan Fernández, presidente de la Red Estatal del Castaño y de la asociación Productores y Exportadores de Productos Agrosilvestres de Galicia (Proagrosilga).

“De Valdeorras, lo mismo no sale un camión de castañas en toda la campaña”, apuntó el empresario. Seguidamente pasó a relacionar lugares donde las familias perdieron una importante fuente de ingresos a causa del fuego. Habló de Santigoso, Soulecín, Alixo, Fervenza, Cesures… En la mayoría de estos pueblos barquenses “no queda nada y, si queda, es un 20 % en algún sitio”. Una situación muy parecida es la que viven los vecinos de Barrio o Castelo, en Rubiá, o Casoio, en Carballeda. “No queda nada”, insistió una y otra vez Juan Fernández.

El problema no es que la producción de fruto de este año en la comarca se pierda, sino el futuro que afrontan los dueños de los “soutos” que fueron pasto de las llamas. Los árboles que ardieron ya no volverán a dar fruto, pero Juan Fernández confía en que muchos otros sí darán fruto el año próximo. Se refirió a aquellos en los que solo ardió la hoja o la copa. El empresario expuso que un castaño recién plantado tarda entre 7 y 10 años en dar fruto, en función de la variedad. “Se van a perder 10 años. Está claro”.

El fuego también castigó al sector vitivinícola, aunque no causó tantos estragos como en el de la castaña. En algunas laderas de Alixo o Soulecín pueden contemplarse viñas que ardieron en su totalidad, cuando las características de este cultivo solían reducir los daños a las hileras más próximas al fuego. En algunos casos, las cepas fueron salvadas por los propios productores. “En Rubiá, cando o vento soplaba en contra. Algún fronte apagámolo coas cubas de sulfato e auga”, comentó el presidente del Consello Regulador da Denominación de Orixe Valdeorras, José Luis García Pando. Explicó que “houbo perdas importantes, se ben, respecto á producción total non van ser moi significativas”, apuntando en una valoración muy inicial que una reducción de la producción cuantificada en torno a los 70.000 kilos o, porcentualmente, un  1 % o un 2 % de la cosecha.

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