Opinión

La amenaza del Brexit favorece a Tsipras

El Gobierno griego tiene mucho que agradecer al movimiento del Brexit: si no fuera por los euroescépticos, quizá Tsipras estaría hoy en la cuerda floja.

Diez horas tardaron los miembros del Eurogrupo en llegar a un acuerdo la madrugada del miércoles respecto al futuro de Grecia. Diez horas de reuniones, de tensión y de momentos en los que parecía que era imposible el avance. El siempre exigente comisario Moscovici confesaba que el trabajo había sido “constructivo pero muy difícil”.

Había que cuadrar tres posiciones en principio discordantes: la necesidad de Grecia de que se suavizaran las condiciones del tercer rescate, la reticencia del Fondo Monetario Internacional a seguir dando dinero a un país que considera a la deriva, y la decisión de la UE de mantener a Grecia dentro del euro pero sin que se acrecentara su enorme deuda con nuevas aportaciones.

Finalmente se logró un cierto equilibrio, en base a los recortes aprobados por Grecia días antes, con más recortes que afectan a las pensiones, los impuestos y el gasto público: la UE libera 10 mil millones de euros como nueva aportación al rescate y el FMI atrasa hasta finales de año su decisión de no contribuir con un euro más a la complicada economía griega. El equipo de Lagarde cree inviable que Tsipras pueda alcanzar con nuevas privatizaciones los 50 mil millones de euros que necesita para cuadrar sus cuentas. El Eurogrupo, por otra parte, aplaza los plazos de devolución de la ya inmensa deuda y baja sus intereses.

A Tsipras le ha ayudado el empeño de la UE de mostrarse como una institución que no atraviesa su mejor momento pero está siempre dispuesta a ayudar a sus miembros a superar sus dificultades, y por otra ha ayudado también el temor generalizado ante el referéndum del próximo mes en el que los británicos se pronunciarán respecto a su continuidad en la UE. Una amenaza, la salida del Reino Unido de la UE, que provocaría una crisis muy seria en ese país, pero podría ser letal para la supervivencia de la UE tal como está diseñada actualmente.

A Tsipras le ha salvado –en nuevo este capítulo de su eterna negociación con el Eurogrupo- el miedo al Brexit.

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