El vídeo del rey emérito

Publicado: 04 dic 2025 - 06:05

Opinión en La Región
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Juan Carlos de Borbón fue rey de España durante algo más de 39 años, ahora tiene 88, y no se resigna a pasar al baúl de los recuerdos de los libros de Historia. Le ha dolido que le apartaran de los actos institucionales celebrados en ocasión del cincuenta aniversario de la restauración de la monarquía. Fue un olvido de carácter preventivo aunque a más de uno le pudo parecer un ninguneo.

Olvido dictado para evitar que su presencia hubiera dado pie a algún tipo de desplante más allá de los habituales de los representantes de los partidos separatistas, desplantes que en los últimos tiempos también acostumbran a secundar los diputados de Podemos y alguno de Sumar. Fue una decisión polémica porque no se puede negar el papel capital del rey Juan Carlos I en el proceso de recuperación de la democracia con el que culminó la Transición.

Ha tratado de recordar son dos cosas: lo que hizo en aquellos años cruciales de nuestra historia y que sigue vivo

Mas allá de los errores cometidos -escándalos financieros y privados- no se puede borrar su memoria y se puede entender que con el video que ha publicado en puertas de la salida en España de un libro con sus memorias el rey emérito lo que ha tratado de recordar son dos cosas: lo que hizo en aquellos años cruciales de nuestra historia y que sigue vivo. En el vídeo -pobre de realización- se le ve muy mayor, pero está vivo y es comprensible que no quiera resignarse a desaparecer por completo de un escenario cuyo sitial principal tantas veces ocupó contando, por cierto, con la actitud genuflexa de algunos de los que ahora le niegan. Pagó por sus errores abdicando pero eso no tendría porque aparejar el ostracismo.

Por eso quizá ha sido excesiva la calificación de “innecesario e inoportuno” que remite a la Casa Real porque en definitiva el vídeo no contiene más que la voz y -las recomendaciones a los jóvenes que no conocieron la Transición- de quien no se resigna a que sus errores posteriores a aquellas fechas germinales hayan enterrado para siempre su legado. Sus memorias, a su manera exculpatorias, son precisamente eso: un intento de que el olvido no sepulte su decisiva aportación al proceso que puso los cimientos del sistema de democracia y monarquía parlamentaria que ha propiciado los cincuenta mejores años de la historia de España.

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