Opinión

La caza, ese deporte de matar, que dicen

Va de cazadores. Ese que llaman deporte que debió serlo antes cuando se pateaba el monte, ahora un poco menos porque el cazador-depredador se traslada en vehículos todo terreno con sus jaurías a pie de obra. La caza debería trasladarse, sin dejar de ser cruel, a cotos particulares y no a espacios públicos, tal cual se hace en algunos países europeos.

Ahora y en cualquier tiempo andan con las batidas del jabalí, dotados los tiradores de rifles especiales para esta caza, aumentando el peligro para las personas sean senderistas, montañeros o aldeanos y para los mismos cazadores pues existe una estadística de matados por alguna bala perdida, se dice; pero no es en este proceloso mar donde quería meterme si no en la caza del animal, en este caso el jabalí convertido en plaga de campos sembrados por culpa de la casi extinción del predador natural del salvaje suido, el lobo, que mantenía estables las poblaciones que hoy se desbordan a juzgar por las numerosas huellas de su paso fozando en praderías, caminos o sembrados para comer frutos, raíces, y si se terciase uvas, para darse un banquete de su postre, las lombrices de tierra o miocas.

Hay que reducir las poblaciones de jabalíes, cierto, pero es que también el progresivo abandono del campo ha determinado que la multiplicación de la especie se haya propagado y sobre todo careciendo de enemigos naturales que mantenían reducidas sus poblaciones. Como era un deporte para los habitantes del campo matar lobos y uno recuerda a muchos ensangrentados paseados en los capós de los autos solicitando una ayuda para seguir matando a la alimaña, como se decía.

Ahora aquel cazador de pueblo es imagen del pasado y lo que antes singular, ahora organizado en cuadrillas de hasta veintena para dar batidas sin cuento por toda cuanta tierra se dé y en cualquier estación, con tanta proliferación de cazadores. Hay que buscarles una válvula de escape, dicen algunos.

Se ve que la caza genera una industria detrás, comparable a la de la todo poderosa asociación del Rifle made in USA. ¿Quién desmonta eso con lo que genera? Tiendas expendedoras, armerías, fabricantes. Se dirá que puestos de trabajo, el manido argumento o puede hasta que no porque de tan extendido el deporte de matar animales y a alguna persona por el camino, no hay quien lo pare porque también despierta el instinto de depredación heredado y presente en los humanos genes de cuando el hombre, en los albores de la Humanidad, era cazador recolector. Es que lo que antes necesidad ahora pasatiempo, tal vez deporte y nunca necesidad, porque hemos alterado el medio exterminando casi a una raza para permitir ¿sin saberlo? la expansión de una, ya plaga en el monte y aun fuera de él.

Amén del peligro que representa este colectivo, el portador de una escopeta se siente como guerrero dominante en el medio, que como nos diría uno a nuestra pregunta de que tuviesen cuidado respondió: Quén vos mandou vir ao monte. Y nosotros callados porque sabedores que la muerte por arma de caza siempre tiene el subterfugio del accidente. Se me disparó accidentalmente la escopeta y otros pretextos. Es la muerte gratuita, que le sale al cazador, como lo es la causada por ese rodante ataúd que es el coche.

No se conoce, o al menos uno lo ignora, que alguien haya sido condenado por matar con escopeta de caza o auto, creo que nunca en grado de asesinato concurriendo los agravantes para determinar como tal al homicidio. 

En todo caso el cazador es una especie que no debería existir en una sociedad moderna. Las encuestas que se han hecho señalan como más de un 80% los que se oponen. Los que quieran matar que vayan a cotos particulares, y ello mediante precio. Allá ellos…pero nunca dejarían de ser unos crueles exterminadores de vida. Ahora son plaga, laxa a la hora de controlar por donde se caza, donde nosotros los que por el monte andamos, los intrusos con lo que reducidos a esa condición no debe preocuparse uno de algún accidente. No creemos que hagan al modo nazi que redujeron a los judíos a la condición de animales para justificar su impunidad, tranquilizar la conciencia del pueblo alemán…y el holocausto estaba servido. Pero es como si invadiésemos un territorio en guerra donde peligro corren también los ajenos a esta actividad predadora.

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