Qué fantástico trabajo

Durante el besamanos que organizó a su mayor gloria, tras considerar que ha arreglado un problema irresuelto desde hace tres mil años, Donald Trump deslizó un elogio hacia España: “Qué fantástico trabajo estáis haciendo”, dijo.

La frase proferida por el presidente estadounidense no pareciera dejar lugar a dudas de que se trataba de un piropo al desempeño del Gobierno en materia económica. Esa fue la interpretación que dio La Moncloa al comentario de Trump, porque si España fue invitada a la firma del principio de la paz en Sharm el Sheij no lo fue porque se mostrara de acuerdo con la política de apoyo de EEUU a Israel en el genocidio de Gaza, y solo por la política del mal menor y la necesidad de parar las masacres, Sánchez ha considerado adecuado un pacto que ha sido elaborado a espaldas de la Autoridad Nacional Palestina, además de establecer por parte de Trump una concepción del nuevo orden mundial basado en el uso de la fuerza como paso previo al diálogo.

Las palabras de Trump podrían entenderse también como un intento de rebajar la tensión que el propio mandatario estadounidense introdujo en las relaciones bilaterales con España al pedir a los socios de la OTAN que se plantearan la expulsión de nuestro país si no asumía el incremento del gasto hasta un 5% en Defensa. Pero la felicitación a España venía procedida de un preámbulo “¿Dónde está España? ¿Estáis intentando convencerlo de lo del PIB? Nos acercaremos, nos acercaremos. Qué fantástico trabajo el que estáis haciendo” de tal forma que cabe preguntarse si los que estaban haciendo un fantástico trabajo no serían aquellos que tratan de convencer a Pedro Sánchez de que aumente la participación en el PIB del gasto militar, y lejos de haberse olvidado de las reticencias del Gobierno a incrementarlo está dispuesto a volver a la carga hasta que se produzca el acercamiento de posiciones.

Recién llegado de la cumbre de la paz celebrada en Egipto, Pedro Sánchez, se ha reafirmado en la posición española en estos dos ámbitos de la política exterior española, la decisión de no superar un 2,1% del gasto en Defensa porque se trata de compaginar el compromiso con la defensa y con la seguridad de la OTAN y “la defensa de nuestro estado del bienestar”, y la de mantener el embargo de armas a Israel en tanto no se consolide el alto el fuego y se llegue a un verdadero proceso de paz en el que se cuente con los palestinos, con la vista puesta en la existencia de dos Estados. Un embargo que desde la oposición ha sido considerado un desbarre del Gobierno justo cuando estaba a punto de alcanzarse el alto el fuego, aunque no era sino una consecuencia más de la posición española a favor de la causa palestina en la que ha desempeñado un papel destacado en la UE al marcar la senda del reconocimiento del Estado palestino y promover la presión política y el aislamiento de Israel

No sería la primera vez, que un intento de normalización en Oriente Próximo acaba en ruptura de la tregua y en la invasión del territorio palestino por el ejército israelí. Pese a la esperanza desatada, la gravedad de lo ocurrido a lo largo de los dos últimos años en Gaza, con 67.000 palestinos asesinados, hace que la paz no pueda significar “olvido ni impunidad” por lo que Sánchez considera necesario que se mantengan los procesos en los tribunales internacionales contra los responsables del genocidio.