Judíos en Galicia

CAMPO DO DESAFÍO

Publicado: 27 dic 2025 - 03:10

Opinión en La Región
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En 2026 se cumplen 550 años de la terminación de la Biblia de Kennicott, joya medieval que se caligrafió e iluminó en A Coruña en 1476. Un trabajo bibliográfico, hoy en la Biblioteca Bodleiana de la universidad de Oxford, que ilustra la importancia de la judería coruñesa en aquel tiempo. A propósito de este libro, sería en 1991 y en el coruñés hotel Finisterre, cuando en el transcurso de una cena organizada en su honor, un reducido grupo de personas, no más de seis u ocho, entregábamos un ejemplar facsímil de esta Biblia a Shlomo Ben Ami, embajador de Israel que, por aquel entonces, terminaba su estimada misión diplomática en España.

Se hablaba de la presencia judía en A Coruña y Galicia, antes y después del edicto de expulsión del 31 de marzo de 1492. Las tres décadas largas transcurridas desde aquella reunión íntima, donde parecía haberse aposentado una amplia y misteriosa mirada a la historia del mundo, han hecho avanzar los estudios sobre la presencia mosaica en el país. Se cuentan por miles las investigaciones locales, de las que la revista Sefarad ha dado buena cuenta durante décadas; las cartas de limpieza de sangre, los pleitos que atiborran los archivos locales y provinciales de la península, también en Galicia, son legado de aquella larga convivencia. Siempre una historia fraccionaria y en letra minúscula. Monterrei, Allariz, Celanova, Ourense, Ribadavia, Tui, Baiona, Pontevedra, Noia, Ares o la citada A Coruña son localidades más o menos bien referenciadas de esta presencia, antes y después de la expulsión.

En el noroeste peninsular se instalan a ambos lados de la frontera portuguesa y allí han permanecido algunas comunidades relativamente cerradas hasta hace bien pocas décadas

Los judíos de Galicia son siempre los judíos de Castilla y, después de 1492, también de Portugal. En el flujo y reflujo de las cambiantes circunstancias políticas, la diáspora hebrea comercia en los pueblos, ocupa los oficios artesanos, la medicina de su tiempo, la financiación de los poderosos, la compra y venta de todo tipo de objetos, de la ropa vieja a joyas de bibliófilo. Sus redes de contactos llegan a Odessa y a los confines de Asia, a Oriente Medio y la India; los puertos de toda Europa conocen su presencia y el regreso a Palestina será el sueño recurrente de los israelitas. En el noroeste peninsular se instalan a ambos lados de la frontera portuguesa y allí han permanecido algunas comunidades relativamente cerradas hasta hace bien pocas décadas. Caro Baroja, con sus colegas de la universidad de Coimbra, estudió esta presencia en los archivos y sobre el terreno; para el ámbito castellano lo hicieron también Jiménez Lozano o Domínguez Ortiz.

La Biblia de Kennicott, del siglo XV, como los infamantes sambenitos inquisitoriales del XVII en Tui y los apellidos conversos allí citados, Saravia, Coronel o Méndez, son dos grandes hitos de la, siempre esquiva, presencia judía en Galicia.

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