El trabajo que no se ve

Lo normal, y en cierta parte lógico, es que los grandes partidos o eventos se lleven la mayoría de los focos cada fin de semana. El deporte profesional, el que mueve el dinero, es el elegido para protagonizar portadas, llenar páginas o programas de radio y televisión. Pero, si la vista se posa más allá, vemos que cada semana son decenas y decenas los eventos deportivos que se celebran España adelante. Y, más en lo nuestro, a lo largo y ancho de la provincia de Ourense el menú es completo. Competiciones, torneos, memoriales, concentraciones… Actividad deportiva y de convivencia que no sale de la nada. Se produce gracias al trabajo de un buen número de personas que emplea su tiempo libre y sus recursos para que otros disfruten.

Es el deporte más popular. Aquel que nace de un “y si hacemos…” como inicio de una bola de nieve imparable. Muchos de los creadores son clásicos. Acumulan años en la sombra, echándole horas sin necesidad de palmaditas en el hombro. Son, además, multidisciplinares. Pintan las líneas, ponen los tatamis, hacen los carteles promocionales, pican las entradas… Una tarifa plana de funciones que no termina hasta que finaliza el torneo. O ni esas, que después hay que desmontar lo montado. Y ya no hablemos de la burocracia para sacar todo adelante. Infernal, que esto es España. Pero ahí siguen. Haciendo cosas. Trabajando desde la sombra.